Hoy vivimos tiempos de cambio en la vida de los seres humanos; en muchos de los casos para bien y puedo colocar como ejemplo de esto, algo que quienes tenemos a la fecha más 50 años lo tenemos muy claro y me refiero al correo; ya que hace algunas décadas, la comunicación a través de una carta era sumamente lenta; sin embargo, los avances tecnológicos fueron dándose de tal forma que, posteriormente apareció el telefax, el fax y el correo electrónico; no obstante, más recientemente irrumpieron las redes sociales, que trajeron con ellas plataformas de mensajería instantánea, las que han logrado que la comunicación prácticamente se dé en tiempo real, que visto desde la vertiente de la inmediatez y eficiencia, por supuesto que significan avances considerables.
Es claro que, desde otra óptica, estas tecnologías han cambiado el comportamiento de las personas en cuanto a sus ritmos de vida, sobre todo en aquellos que nacieron ya existiendo estos avances (nativos digitales), que actualmente quieren que todas las cosas sucedan de manera inmediata, con el menor esfuerzo posible y que les genera altos niveles de estrés y ansiedad en su desempeño cotidiano.
Coloco estos ejemplos como introducción al reconocimiento de que vivimos tiempos distintos individual y colectivamente y dejando patente que, las nuevas generaciones no son culpables de los acontecimientos que les toca vivir; en consecuencia, debe existir una visión de colaboración inter e intra generacional, para enfrentar los desafíos.
De igual forma; en el plano laboral la evolución tecnológica ha traído consigo profundos cambios en las relaciones de trabajo, que han ido desde la mecanización, automatización, robotización, digitalización de los procesos de trabajo, hasta llegar al punto en que hoy en día los algoritmos están tomando la gestión de dichos procesos, lo que ha generado gran controversia debido a que por medio de la Inteligencia Artificial General (IAG), se pretende que éstas tomen las decisiones que comúnmente realizamos los seres humanos y que representan una atribución especial al uso de nuestra capacidad de razonamiento.
Esto provoca cambios en las maneras de realizar el trabajo; con mayor impacto en las actividades repetitivas y de carácter administrativo, que dependiendo del avance de los sistemas, pueden representar, como ya dijimos, cambios, desempeño de trabajos con robots colaborativos (COBOTS) muy común hoy día en la industria automotriz o en casos más extremos el desplazamiento de los trabajadores por sistemas automatizados.
Otro aspecto que obligadamente sufre modificaciones es el relativo a la regulación de las relaciones laborales, que ante los profundos cambios tecnológicos y el propio modelo neoliberal, los gobiernos de los países se ven obligados a diseñar legislación acorde a las circunstancias; reconociendo que la vertiginosa ola tecnológica que hemos vivido en las últimas 4 décadas ha hecho sumamente difícil que las regulaciones le sigan ese ritmo; ese desfase crea situaciones que afectan derechos y reducen los márgenes de acción de las autoridades laborales, ya que en muchos casos estamos en presencia de empresas trasnacionales que llevan a terrenos con alcance supranacional.
Es indudable que, las tecnologías han cambiado radicalmente la composición de las empresas, que de no actualizarse, sería inevitable su desaparición o extinción; llegando al punto de llevarlas a cambiar sus modelos de negocio tal y como ha sucedido con varias, que han tenido que migrar al comercio electrónico para mantenerse competitivos y colocarse en lo que se conoce como economía digital.
Es indudable que al darse esos fuertes cambios en las empresas, las relaciones entre empleadores y empleados también se modifican de manera radical, lo que en muchos de los casos trae consecuencias negativas tanto en la contratación individual como colectiva para los trabajadores; debido a que como ha sido históricamente, estos últimos sólo tienen para ofertar su fuerza de trabajo, que es lo que verdaderamente genera riqueza; mientras el capital tiene la virtud de poder moverse a diferentes sitios y países sin mayor problema en este mundo globalizado.
Con motivo de la digitalización y reforzada por la pandemia que vivimos entre los años 2020 y 2023, que visibilizó necesidades que antes no fuimos capaces de ubicar, hoy tenemos nuevas modalidades laborales como: el teletrabajo, que se convirtió en esencial para mantener cierto porcentaje de las actividades económicas de los países y que en definitiva llegó para quedarse; prueba de ello es su auge y la intensificación de los esfuerzos de muchos países para contar con regulación en la materia; ya que dependiendo del ramo de industria y las capacidades de infraestructura, se puede ampliar a otras áreas y hoy ya se observan también ventajas en aspectos ecológicos, de movilidad, incremento de la productividad y por supuesto, de calidad de vida de las personas pero, también desventajas en condiciones de seguridad y salud en el trabajo, salariales y de cobertura de la seguridad social.
Hoy se nos agotó el espacio, la siguiente semana continuaremos, saldos cordiales.
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