Un día como hoy, hace 36 años, falleció en México Luis Buñuel, el gran director de cine aragonés. Conocido en nuestro país por Los olvidados, Ensayo de un crimen, La ilusión viaja en tranvía.
Recientemente, Taissia y yo vimos Viridiana protagonizada por Silvia Pinal, Fernando Rey y Francisco Rabal.
Filmada en 1961, en España, la película relata como la novicia Viridiana, a punto de ser ordenada, recibe correspondencia de su tío Jaime, a quien apenas conoce, invitándola a visitarlo a su finca. Renuente, de inicio, es convencida por la madre superiora con el argumento de que ha sido el tío quien ha pagado sus estudios. Durante la visita, el tío Jaime advierte el parecido entre Viridiana y su esposa fallecida y se enamora de ella. La duerme, la besa, pero desiste de violarla. Viridiana se va de la mansión sin perdonarlo. El tío se suicida, es encontrado colgado de un árbol. Viridiana vuelve y se siente culpable de esa muerte.
Abandona el convento y decide convertir la parte de la finca que le ha tocado en herencia en un albergue para menesterosos. A la finca llega también Jorge, primo de Viridiana (Francisco Rabal), hijo del tío Jaime, quien ha decidido cultivar los campos de la propiedad.
Viridiana es toda devoción y bondad: Los limosneros comen, pelean y pasean a sus anchas por los terrenos que circundan la mansión. Una tarde, Jorge y Viridiana deben salir. Los vagabundos aprovechan la ausencia para organizar tremendo banquete. Beben y comen a su aire. Destrozan copas y manteles. Se toman una fotografía que parodia la última cena.
De pronto, regresan los señores. Los vagabundos atacan a Jorge, lo amarran, lo golpean y pretenden abusar sexualmente de Viridiana.
La película hace eco del refrán: “De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno”. Cuestiona la beneficencia paternalista, en tanto retorcimiento de la caridad y se interroga sobre la falacia de igualar bondad con pobreza.
Jorge ha seducido ya a Ramona (Margarita Lozano), la criada, y no ceja en sus intentos por conquistar a Viridiana. Al final, Viridiana toca a la puerta de su primo. Jorge juega a las cartas con Ramona y la invita a pasar.
La censura franquista ordenó quemar la película. Silvia Pinal salvó una copia y la trajo a México. En España se pudo ver hasta 1978.
En el festival de Cannes de 1961, se concedió la Palma de Oro a Viridiana. En nombre de Buñuel recogió el premio el funcionario Muñiz Fontan que tuvo que renunciar por la polémica. La película, según L’ Osservatore Romano, diario Vaticano, era blasfema y perniciosa.
Dice David Trueba en el prólogo de Mi último suspiro, la autobiografía de Buñuel: “Quizá Viridiana, una de las dos mejores películas en la historia del cine español, sea ese eslabón perdido en la tragedia del exilio de Buñuel. En el proceso de transformarse en un director de cine francés recala en su país, ajeno a la potencia censora del régimen y perpetra esta película perfecta, irrebatible…”.
Excomisionado Nacional de Seguridad: @Ley13091963