Columnas
México, con la ratificación del proyecto de nación el pasado dos de junio, dio un paso importante, primero, para asegurarse de dar continuidad a las políticas públicas que, desde cualquier ángulo que las analicemos, están profundizando la vida pública del territorio nacional. Esa voluntad, tomada por el pueblo, se sintió con gran efecto; más de 36 millones de votos legitiman el triunfo inexorable de Morena. De ahí- en adelante- Claudia Sheinbaum nos ha dado una demostración de la capacidad que tiene para gobernar a nivel nacional. Siendo un hecho histórico el que atestiguamos, la misma presidenta, en reiteradas ocasiones, ha dicho que estará a la altura de las circunstancias para conducir el timón.
Cualquiera de la oposición diría lo contrario, sin embargo, hay un bloque de contención que, para nada, constituye un contrapeso real. La presidenta de México, por ejemplo, alcanzó el mayor pico de aprobación con el 81% de respaldo ciudadano. Es, además de abrumador, una muestra de qué las promesas de campaña se han cumplido al pie de la letra. De hecho, eso se ve en las propias giras que realiza la jefa de Estado, pero también en el acompañamiento a la toma de decisiones. La misma ciudadanía, que manifiesta su opinión a través de los distintos mecanismos de participación, avala los proyectos que ha enviado al legislativo federal. Eso, al final de cuentas, constituye uno de los grandes pilares para el desarrollo del país. En este punto, por cierto, hemos dado un paso trascendental para la construcción del segundo piso de la llamada 4T.
Esa legislación con una causa común, inició en los tiempos de Andrés Manuel López Obrador. Uno de los grandes arquitectos de este proyecto, sin lugar a dudas, es el coordinador de la fracción parlamentaria de Morena, Ricardo Monreal Ávila. Junto a él, claro está, caminan muchos liderazgos que son pieza elemental para esta continuidad que avanza a pasos agigantados. Uno de esos cuadros de los que hablamos, evidentemente, alude a la imagen de Fernando Castro Trenti. Él, convertido en un operador clave para la aprobación de esta agenda legislativa, también se volvió una voz elocuente para defender la postura de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Siendo así, hay muchas razones que nos llevan a entender el nivel que hay en San Lázaro. Eso, a la par de ser fundamental para construir una base social de apoyo en favor de la presidenta, ha sido un factor para salvaguardar la posición de los temas más sustanciales que reinan en el territorio nacional.
Durante este tiempo crucial, en especial por el clima que se generó luego de la toma de protesta del presidente Trump, llegó el lapso determinante para construir la defensa de la soberanía. Siendo un tema de interés nacional, y por el compromiso irrestricto de la fracción parlamentaria de Morena en la Cámara de Diputados, voces como la del diputado Castro Trenti, en la coyuntura mediática de mayor apogeo con EU, salió al llamado de cerrar filas, pero, de igual forma, mostró su capacidad elocuente frente a la política punitiva que amagó el gobierno del vecino país. Por supuesto, Fernando Castro, identificado con las causas de millones de mexicanos que radican allá, se ha hecho notar por la identidad arraigada que hay por su tierra natal de Baja California. Eso, lo sabe él, amerita tener un trabajo coordinado, máxime cuando has encabezado responsabilidades diplomáticas a nivel internacional como embajador.
Y Fernando Castro Trenti, que es uno de los activos más importantes en temas de la frontera del norte, específicamente en el fortalecimiento del desarrollo en aquella región, conoce a la perfección, quedó mostrado, cómo defender la soberanía del gobierno que encabeza la presidenta constitucional de México, Claudia Sheinbaum. Así lo ratificó en entrevistas y, desde luego, en el uso de la palabra en comisiones del congreso federal. Con esa convicción, el legislador de Baja California, hoy convertido en uno de los protagonistas de aquella entidad, sale en defensa del pueblo. Dadas esas circunstancias, y en vísperas de un proceso electoral, él sería, sin duda, un digno representante de Morena para refrendar el abrumador respaldo del movimiento con miras a la transición del ejecutivo en aquel punto, pues él, por el relevante trabajo a lo largo de su exitosa carrera, tendrá todo el derecho político y legítimo de levantar la mano y, con ello, medirse en la encuesta interna que aplique el partido guinda.
Y si, por el momento que está atravesando como uno de los operadores claves y una de las voces más elocuentes del proyecto de transformación desde el legislativo, lo mete de lleno a la disputa interna en el seno morenista. Desde luego, la dirigencia de Morena, para dar equilibrio a la paridad de género, tendrá que inclinar la balanza por un perfil masculino. Recordemos que, hace más de tres años, Marina del Pilar, hoy gobernadora en turno, fue electa como parte de ese equilibrio entre hombres y mujeres que, en aquel instante, se convirtieron en coordinadores de la defensa del voto. Si esa decisión recae en esa lógica, la lista se acota y, por ende, la contienda atravesará por un mecanismo de quien esté mejor posicionado con la población civil. Dado que Casto Trenti es considerado una de las cartas más fuertes que suenan para llegar a la candidatura, su posibilidad aumenta luego de que la determinación de quésea un hombre, sea respaldado por la comisión nacional de encuestas.
Basta ver el ejemplo de Omar García Harfuch. Él durante meses y meses, dominó las encuestas de opinión; sin embargo, eso no posibilitó su llegada a la candidatura de Morena por la Ciudad de México. Al ser Clara Brugada- la mujer con mayor respaldo social- allí recayó la responsabilidad y, con ello, asumió la coordinación de la defensa del voto. Así anticipamos un proceso electoral en Baja California; es decir, tocará el turno a un hombre para encabezar los trabajos y, por supuesto, ratificar el abrumador apoyo del lopezobradorismo en las urnas. Esto, a favor de Fernando Castro Trenti, puede ser la llave de acceso para llegar al despacho del ejecutivo estatal. Eso, sin lugar a dudas, se llamaría justicia social, pues el diputado, en décadas, se ha ganado a pulso una posición que se le negó hace años.