El abismo de la derecha

Los recursos económicos con los que cuenta la derecha en cualquier país de Latinoamérica son cuantiosos y a sus dueños no les importa gastar lo que sea necesario para obtener el poder, pero un poder sin democracia, donde las leyes las imponga el capital y no el derecho; sin embargo, poco avanzan ante la decadencia de su estructura económica que mostró su fatiga y esto no lo advierten los interesados que son minoría, responsabilizan a los regímenes de democráticos por una debacle que es común al esquema económico mundial.

Se dice que la economía forma el esqueleto de la política porque le da forma y solidez, de ahí que el neoliberalismo no sucumbe a causa de regímenes contrarios a los que impuso Estados Unidos para sostener artificialmente una economía que debió erradicarse desde hace tiempo y en la que cabalgaba como imperio, decae por la imposición que las leyes obligan a respetar. Esto sucede actualmente en México y desarticula a la derecha como nunca antes, su aparato económico resiente la rigidez de las normas.

La derecha en Latinoamérica tiene sus similitudes con mexicana abandonan los argumentos, actúan sin ética, intentan romper el discurso del contrincante, su ferocidad alcanza niveles históricos en el discurso y en los hechos; sin embargo, hay diferencias notables.

El empresariado latinoamericano es muy similar al de México, se fortaleció por su sociedad que después fue complicidad con los funcionarios públicos de gobiernos corruptos y ahora el avance de la democracia les estorba. Ellos quieren seguir sin pagar impuestos, dañar el ambiente hasta el exterminio, predios gratis a cambios de asentarse en las tierras invadidas como inversionistas, prórrogas eternas para pagar a proveedores, etc.

En México la derecha en lugar de organizarse se radicalizó, esto le hizo más daño que si hubiera continuado con su labor habitual de pugnar por sus añejas consignas contra el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo, pero el desaire de la sociedad en las urnas los desorientó de tal manera que no encontraron otro camino que refugiarse en la ultraderecha como espacio de repliegue táctico, en espera de tiempos mejores, que esperemos no regresen.

Trataron de imponer sus criterios en los espacios que todavía controlan como Querétaro y privatizaron el agua, la sociedad los enfrentó y en las urnas mostrará su desprecio; en Guanajuato, la violencia incontrolable, muestra su vieja forma de operar con y no contra el crimen. En Ciudad de México el autoritarismo identifica a los alcaldes del PAN los muestra en el pasado porque violenta los derechos ciudadanos, pero ellos ni siquiera perciben eso, actúan como son y en su accionar se derrumban.

Puede decirse que la derecha más débil de Latinoamérica es la de México, pero eso sí con un optimismo envidiable dice que volverá.