A días de que pase lo que pase en la Cámara de Diputados con la iniciativa de reforma energética del presidente Andrés Manuel López Obrador, independiente al cómo se logre votar (encerrona, cambio de fecha o sede; diputados faltistas, congruentes con sus compromisos o, incluso, decisiones de última hora por acciones coercitivas como la oferta de embajadas u otros cargos), en nuestro país las cosas seguirán cambiando y navegando entre las aguas de la incertidumbre.
En contraste, excluyendo el conflicto bélico inexplicable, por dónde se le quiera ver, entre Rusia y Ucrania, el mundo entero se ocupa de la reactivación, de su crecimiento, de detener el encarecimiento de la vida y, en especial, de salvar al planeta que tiene fecha de caducidad si las actividades contaminantes continúan en los niveles que se encuentran. Y es que nosotros como sea, pero “las criaturas qué culpa”.
Y es que, las industrias prioritarias, de mayor rentabilidad y gobiernos de visión larga, a escala mundial no se detienen ya proyectan y trabajan con base en objetivos y metas claras hacia 2030 y hasta 2050. Aquí podremos seguir con la mecha corta y la visión nublada por las necesidades inmediatas que requiere el Gobierno federal de dinero para demostrar sus logros, pero fuera de nuestras fronteras el mundo gira.
Afortunadamente, una de las industrias más activas, la automotriz está muy adelantada en estas necesidades y compromisos con visión y futuro. Por ejemplo, GM, de Mary Barra, y Honda, de Toshihiro Mibe, anunciaron en días pasados que desarrollarán en conjunto vehículos eléctricos accesibles para los segmentos más populares en el mundo.
Son proyectos y trazos que luego de muchos meses de desarrollo ofrecerán vehículos para 2027 en Norteamérica y que abren una relación comercial conjunta en pro de los compromisos medioambientales y la productividad real de las empresas.
Es el trabajo de dos compañías, competidoras, para el desarrollo de una serie de vehículos eléctricos (EV) accesibles, basados en una nueva arquitectura global, utilizando la tecnología de batería Ultium de próxima generación, y que incluyen crossover compactas, aprovechando la tecnología, el diseño y las estrategias de abastecimiento de ambas.
Esto es trabajar con visión, no por caprichos. “GM y Honda compartirán nuestras mejores estrategias de tecnología, diseño y producción para ofrecer vehículos eléctricos asequibles y deseables a escala global, incluidos nuestros mercados clave en Norteamérica, Sudamérica y China”, dijo Mary Barra,
“Honda está comprometida con alcanzar nuestro objetivo de neutralidad de carbono a nivel mundial para 2050, lo que requiere reducir el costo de los vehículos eléctricos para que la propiedad de EV sea posible para la mayor cantidad de clientes”, dijo Toshihiro Mibe.
Dejan atrás los hidrocarburos, son cosa ya del pasado para el futuro mundial. En 2013, las dos compañías comenzaron a trabajar juntas en el desarrollo de un sistema de celdas de combustible de próxima generación y tecnologías de almacenamiento de hidrógeno.
Y GM va más allá solita. Anunció ayer que Glencore le provea de cobalto desde su operación en Murrin Murrin, en Australia. El cobalto es un metal importante en la producción de baterías para EV, y el cobalto procesado de Australia se utilizará en los cátodos de batería Ultium de GM, que impulsarán vehículos eléctricos como Chevrolet Silverado EV, GMC Hummer EV y Cadillac Lyriq.
“Las materias primas que se enfrentan al futuro, como el cobalto, juegan un papel fundamental en la descarbonización del consumo de energía y la revolución de los EV. Glencore ya es un productor, reciclador y proveedor líder de estos productos básicos, que respaldan la ambición de lograr cero emisiones-netastotales para 2050”, se lee en el anuncio de acuerdo entre GM y Glencore.
Así de claro y lo decimos, mientras aquí se quiere que CFE lleve la batuta, en el mundo muertas y enterradas las energías fósiles.