Raúl Avilez Allende.*
El llamado relevo generacional no debe jubilar a las y los políticos maduros, sino terminar con viejas prácticas políticas, que predominan en quienes tienen una larga trayectoria dentro de la vida pública. No se debe excluir a la experiencia. Se debe complementar con juventud, innovación y compromiso.
A finales del siglo XX, en México comenzó la integración de las y los jóvenes en la representación política. Los partidos políticos fueron integrando acciones afirmativas (“cuotas”), que tenían como objetivo la inclusión de jóvenes en sus candidaturas.
Pero como para todo hay maña, los partidos cumplían este requisito metiendo jóvenes en los últimos lugares de los listados de representación proporcional, “nomás de relleno”. O los mandaban a competir a los distritos electorales en los que tenían nulas posibilidades de ganar.
La juventud fue ganando terreno y los que ahora están en la mira para ser relevados, son justo aquellos y aquellas que, lucharon cuando eran jóvenes y lograron incluir en nuestra Constitución Política y leyes secundarias, la obligación de incluir jóvenes en los órganos de representación ciudadana.
Así, las personas jóvenes arribaron al H. Congreso de la Unión y los congresos locales. La normatividad electoral busca cerrarle el camino a cualquier posibilidad de que los partidos políticos evadan esta obligación y le nieguen a las y los jóvenes, en la práctica, el derecho a participar y ganar.
Actualmente hay acciones afirmativas que incluyen herramientas como los bloques de competitividad; es decir, a partir de los resultados electorales, se identifican los distritos en los que cada partido tiene mayor o menor posibilidad de ganar, para que dichas acciones sean aplicadas equitativamente.
Ahora en la CDMX, cada partido incluyó, al menos, 7 fórmulas de jóvenes entre 18 y 35 años, en sus candidaturas a diputaciones por mayoría relativa y 4 fórmulas de jóvenes entre 18 y 35 años, en sus candidaturas a diputaciones por representación proporcional. Y tuvieron que incluir en sus bloques de competitividad alta y media, al menos una fórmula de jóvenes.
Lo mismo pasó en cuanto a su registro de planillas para la integración de los Concejos de las alcaldías, en las que también integraron al menos una fórmula de jóvenes.
A estos avances normativos, se suma un contexto único en el que el partido en el poder, Morena, teniendo todo a su favor, decidió apostar por nuevos cuadros y lo más importante, es que casi todas y todos van a ganar. Bien por las acciones afirmativas, por los bloques de competitividad, pero, sobre todo, gracias a las y los jóvenes de generaciones pasadas que, más que relevados, deben ser complementados.
ENTRE GITANOS.
Uno de los grandes pendientes de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, es terminar con la corrupción en el Registro Público de la Propiedad y de Comercio, a cargo de Benita Hernández Cerón. A más de dos años, sigue pasando de todo con los folios reales que, contienen la información histórica de cada propiedad. A grado tal que, la Dirección General de Regularización Territorial (DGRT), le ha enmendado la plana al Registro y éste se niega a corregir las alteraciones. Esto, es aprovechado por las mafias inmobiliarias que abundan en la CDMX y que se dedican a cazar lotes baldíos para despojar a sus legítimos propietarios. La jefa de Gobierno ya volteó a ver lo que ahí sucede y ayudará a la directora general del Registro Público a realizar la limpia que tanto urge en esa dependencia.
EN CAMPAÑA.
Hablando de relevo generacional, un candidato joven, pero con experiencia, es Sebastián Ramírez, quien compite para diputado local por el distrito XXX. Haciendo buena mancuerna con el candidato a alcalde de Coyoacán, Carlos Castillo, así como con el apoyo de históricos líderes territoriales, ha dejado atrás a sus competidores. A grado tal que, no han atinado hacer otra cosa que tapizar de lonas la infraestructura urbana y han comenzado a destruir la propaganda de los morenistas.
*Especialista en Ciencia Política y Gobierno.
avilezraul@hotmail.com