El sueño cumplido: vehículos autónomos en entornos no controlados

En diciembre, durante un viaje a Palo Alto, California, para asistir a la graduación de una persona especial, tuve la oportunidad de visitar San Francisco y vivir una experiencia única: subirme a un taxi completamente autónomo de Waymo. Esta empresa, que pertenece a Google, inició su investigación en 2009, dedicando más de una década al desarrollo de esta tecnología revolucionaria.

Aunque no es el primer intento de lograr vehículos autónomos, Waymo parece haber alcanzado un hito que otros no lograron consolidar. Por ejemplo, iniciativas como el piloto automático de Tesla o los robotaxis de otras compañías enfrentaron desafíos significativos, llegando incluso a accidentes fatales que limitaron su expansión. Waymo, en cambio, ha refinado su sistema hasta lograr un nivel de seguridad y precisión sin precedentes.

El vehículo autónomo de Waymo combina múltiples tecnologías avanzadas, como cámaras de alta precisión, sensores LIDAR, sistemas de radar y mapas detallados que han sido enriquecidos con millones de escenarios de tráfico. Todo esto se gestiona con inteligencia artificial capaz de analizar y responder a una cantidad abrumadora de datos en tiempo real. El resultado es un manejo fluido, comparable al de un conductor experto, pero con menos probabilidades de error humano.

Actualmente, estos taxis autónomos operan únicamente en San Francisco y lo hacen con gran éxito. Aunque no están exentos de posibles percances, los datos sugieren que es más probable que un accidente sea causado por un error humano que por la máquina. Con cada prueba, los vehículos autónomos están más cerca de superar a los conductores humanos en términos de seguridad y eficiencia.

El logro de Waymo representa un avance monumental en la ingeniería. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre su implementación en otros contextos. ¿Podría esta tecnología funcionar en países de América Latina, donde las condiciones de tráfico son más caóticas y las normas de vialidad no siempre se respetan? Es probable que sí, pero requerirá más tiempo para entrenar los sistemas en estos ecosistemas complejos.

Por ahora, podemos afirmar que el futuro de los autos autónomos ya está aquí. Este avance no solo transforma la manera en que entendemos la movilidad, sino que también abre la puerta a un debate sobre el impacto que tendrá en la infraestructura, las leyes de tránsito y nuestra vida cotidiana. El sueño de un vehículo que se conduzca solo en entornos reales y no controlados ya es una realidad. ¿Estamos listos para este cambio? Solo el tiempo lo dirá.

Octygeek / Alejandro del Valle Tokunhaga

Cofundador de Octopy empresa dedidcada AI y Robótica.

alejandro.delvalle@octopy.com