En México, 5 de cada 10 jóvenes prefieren leer en medios impresos

martha.rojas@contrareplica.mx

“¿Por qué seguir creyendo en los libros? Porque en los libros estás la palabra y en la palabra está todo lo queremos ser y lo que somos. Me parece imposible no creer en la palabra y por tanto en los libros. Sería como dejar de creer en las personas”, reflexiona Luis Solano, editor del sello independiente Libros del Asteroide acerca del constante apocalipsis tecnológico que desde finales de los años 90 amenaza la existencia del libro tal y como lo conocemos.

De acuerdo con la Segunda Encuesta Nacional sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura entre Jóvenes Mexicanos, el 58 por ciento de jóvenes prefiere leer en formato impreso y sólo 29 por ciento se inclina por lo digital. Un signo de que a pesar de la permanente crisis financiera en el mundo editorial, el libro se aferra a la supervivencia.

En México se imprimen anualmente alrededor de 340.7 millones de libros al año, pero se estima que sólo se vende 43 por ciento de ellos. Una estadística que necesariamente vincula la calidad con la producción y habla de una realidad que muestra su cara menos amable a los pequeños sellos frente a las grandes industrias literarias.

“En estos años han surgido muchas editoriales independientes con propuestas muy interesantes. El mayor reto va a seguir haciendo de grandes títulos algo atractivo para el lector, que ya tiene más opciones que hace quince años. Eso supone que lo editores tengan que ser más exigentes que nunca”, asegura Solano a ContraRéplica.

Pero la suposición no siempre es concreción y esa misma estadística revela que sólo el 5 por ciento de los 340.7 millones de ejemplares vendidos son de literatura. En ese sentido Solano explica que uno de los mayores retos para los editores y los sellos es encontrar aquellas “joyas” que constituyan un verdadero descubrimiento.

“Me gusta pensar en Asteroide como una editorial que busca el equilibrio entre los títulos y el rendimiento económico que como empresa necesita para sobrevivir. No se trata de tener un catálogo tan exquisito y bonito que no se venda, ni una que publique cosas que no aportan absolutamente nada a nadie. Si midiéramos en una escala de 0 a 10,pienso que no vale la pena publicar algo que esté en la escala de 6,7,8. Hay muchos títulos así eso también es verdad, pero pienso que los libros que están en una escala de 9 o 10, que también pueden muy difíciles de hallar, tienen más oportunidades de transformar la percepción de alguien. Al año, recibimos unos 300 libros para dictaminar y sólo publicamos unos 20, pero estamos convencidos de que esos 20 tienen algo que ofrecer al lector, que son títulos capaces de tocar las fibras más sensibles de un lector y que lo que él va pagar por el libro es lo justo”, asegura el editor.

Las primeras incursiones de Solano en el mundo literario surgieron a partir del marketing quizá por ello entienda de manera práctica la relación costo-calidad, sin que ninguna de ellas afecte su aguzado ojo de editor selecto y contemporáneo.

En los más de 200 títulos que componen su catálogo se encuentran nombres de íconos como Graham Green, Leila Guerrero, Seicho Mtsumoto o John Steinbeck. En su catálogo convergen tradición y ruptura.

“Cuando selecciono un título me imagino que el lector es mi amigo; pienso en el esfuerzo que le voy a pedir al comprarlo, el dinero que invertirá en él, por eso pienso en que tiene que ser un libro que toque sus fibras más sensibles y que también lo entretenga tanto como la televisión o una cerveza con un amigo. Tiene que ser algo que le pueda ensanchar la visión del mundo. El editor tiene que tener en cuenta que no puede publicar cuatro títulos de la guerra mundial porque al lector le interesa la variedad. En la selección procuro buscar cosas que el lector no sabía que podía leer”, concluyó.