Armando Hernández
Seguramente hemos escuchado muchas veces una frase que dice: "Te deseo éxito. La suerte es para los mediocres".
Esta idea supondría que el éxito se alcanza mediante el dominio de una serie de variables que están bajo nuestro control, mientras que la suerte implicaría dejar por completo al azar la posibilidad de alcanzar nuestras metas.
Fijar una meta, buscar los medios para alcanzarla, alinear dichos medios con los fines, y obtener lo deseado, es una forma de concebir el éxito en una tarea específica.
El éxito también se define como el resultado "feliz" de un negocio o actuación. Bajo esos términos, ¿incluso podríamos considerar que se ha tenido éxito en algo que emprendimos, aunque el resultado no sea el inicialmente esperado?
La idea de éxito incluso excede la mera posibilidad de alcanzar objetivos concretos, y con frecuencia se llega a hablar de tener "éxito en la vida."
Por otro lado, la suerte se considera una "fuerza" que determina que los hechos o circunstancias imprevisibles o no intencionados, se desarrollen de una u otra manera.
Algunos afirman que la suerte no existe. No hay coincidencias. Todo lo que sucede es lo mejor que podría suceder, y lo que llamamos "suerte" es solo una manera de intentar explicar una intrincada red de causalidades (y no casualidades) que escapan a nuestra comprensión, pero que interconecta a una multiplicidad de hechos, con un mayor número de consecuencias interrelacionadas e interdependientes, que constituyen a su vez efectos múltiples de cada acción.
De allí nace la idea del "efecto mariposa" (que señala que cada pequeña acción realizada, produce una secuencia interminable de consecuencias, que termina por ser impredecible).
Así es como se entiende la "suerte". No es cosa de "mediocres", sino un factor o componente que resulta determinante de consecuencias, deseadas o no, y que no se encuentran bajo nuestro control.
Ahora bien. Dejar todo a la suerte no es una actitud de mediocres. Simplemente es algo absurdo. Nadie en su sano juicio esperaría que todas las consecuencias que se pretende alcanzar, resulten simplemente del azar. Aunque por otro lado, si podríamos incorporar la variable de "indeterminación" a nuestra previsión de los resultados de diversas acciones.
En realidad, no se trata de dejarle todo a la fortuna, ni tampoco de creer que en nuestras manos se encuentra la posibilidad de tener el absoluto control sobre los resultados de lo que hacemos.
Desear a alguien suerte es útil, como elemento necesario para alcanzar el éxito. No se trata de dos opciones distintas. En mi opinión, no hay éxito sin suerte.
Aprovechando el inicio de este nuevo ciclo, les deseo a todos que el 2021 sea un año de éxitos, y de ¡mucha suerte!
Flor de Loto: Mi suerte no está "echada". Salió a caminar.