Hace unas semanas me encontraba comiendo en un restaurante de la Ciudad de México y no pudo escapar a mi atención que, en la mesa de enfrente, un niño [de aproximadamente 10 años] se encontraba utilizando un teléfono celular, presumiblemente de su padre o madre. Lo que más me inquietó fue que durante todo el tiempo que permanecí en el lugar y hasta que me fui, no hubo un solo momento en el que el menor dejara de lado el dispositivo móvil y tampoco me percaté de que los padres vigilaran en momento alguno lo que se encontraba haciendo.
Y es que en cuantas ocasiones nos hemos percatado de que cuando una niña o niño se encuentra inquieto, la solución fácil es darles un celular o una tableta “para que se calmen” a más de no prestar atención respecto de qué pretenden hacer, por qué sitios planean navegar, qué aplicaciones van a utilizar, qué videojuegos van a jugar o con qué personas van a interactuar durante el proceso.
A este fenómeno podríamos denominarlo una especie de “orfandad digital”, cuyas principales características serían el uso desmedido de las tecnologías de la información y la comunicación por parte de niñas, niños y adolescentes, principalmente con fines de ocio y sin ningún tipo de supervisión por parte de algún adulto.
Lo anterior resulta muy preocupante toda vez que existe una cantidad inmensa de delitos cibernéticos que se cometen diariamente; si a lo anterior sumamos que las y los menores a menudo carecen de la “malicia” necesaria para permitirles detectar situaciones de riesgo, nos encontramos ante el escenario perfecto para la comisión de abusos y vulneración de sus derechos.
De acuerdo con INHOPE, durante 2021 se reportaron casi 1 millón de URL’s con imágenes o videos con contenido sexual infantil. Así mismo, cada una de estas URL’s puede llegar a tener más de mil formas diferentes de contenido de material de abuso sexual infantil. De igual manera, se tiene registro de aproximadamente 750 mil agresores que, en algún punto, han intentado contactar a niñas, niños y adolescentes con fines sexuales a través de internet.
Las anteriores cifras son muestra de que el internet es un espacio en el que se debe tener especial precaución. Desde Early Institute, hacemos un llamado de conciencia para que padres, madres y cuidadores, reflexionen sobre los riesgos señalados con anterioridad y tomen acciones de prevención en la enseñanza del uso del internet con sus hijas e hijos. Así mismo, evitemos el pensar que los dispositivos electrónicos constituyen una manera de distracción o control para las y los menores, pues realmente los estamos exponiendo a situaciones de riesgo que pueden derivar en afectaciones a su integridad física y moral.
Por último, los invitamos a visitar nuestra página alumbramx.org donde encontrarán más información y acciones de prevención que se pueden poner en práctica para evitar cualquier tipo de escenario lamentable relacionado con el uso del internet. Que nuestras niñas y niños no se conviertan en “huérfanos” transitando por la red sin la supervisión de un adulto que procure su seguridad.