Columnas
La Red Global para Garantizar la Integridad Electoral (GNSEI, por sus siglas en inglés), lanzada en 2023, reúne en el marco de IDEA Internacional, a más de 30 organizaciones y redes públicas, privadas y sociales, en torno a una visión compartida: inspirar e informar acciones para promover la integridad electoral frente a amenazas críticas a la democracia; afirma ofrecer una plataforma permanente para la colaboración regular entre pares en la comunidad de integridad electoral para promover la conciencia y el cumplimiento de las normas y buenas prácticas existentes y, cuando haya brechas, generar consenso en torno a nuevos principios rectores.
Hace unos días presentaron un documento relevante intitulado Principios para los Procesos de Reforma Democrática. Según la introducción, el documento describe principios para llevar a cabo procesos de reforma electoral que se alineen con las mejores prácticas globales y generen confianza entre las partes interesadas electorales.
Alega, con razón, que las reformas electorales tienen ramificaciones políticas y pueden afectar la distribución del poder y las “reglas del juego”. Por esta razón, dice, el proceso de reforma puede ser tan importante como su contenido mismo. Informa que se trata proporcionar a las partes interesadas pautas para mitigar, abordar y/o exponer estos desafíos, así como para abogar por el cumplimiento de las normas y mejores prácticas internacionales.
Afirma que la reforma electoral brinda una oportunidad importante para alinear mejor el marco legal y los procesos de un país con las normas y obligaciones internacionales y regionales; proporcionar estabilidad en el marco legal garantizando al mismo tiempo flexibilidad para adaptarse cuando surjan necesidades futuras; y, en general, mejorar la credibilidad de futuros comicios.
Advierte que sin embargo, estos procesos pueden fracasar o no lograr ganarse la confianza de las partes interesadas por diversas razones, como las siguientes: carecen de voluntad política y recursos para llevar a cabo reformas significativas, lo que puede relegar una reforma a un ejercicio superficial o de fachada; se llevan a cabo tarde en el ciclo electoral o se basan en un pensamiento reactivo de corto plazo que puede poner en desventaja a los contendientes políticos, confundir a los votantes y dejar tiempo insuficiente para comprender e implementar los cambios.
También que se llevan a cabo de manera opaca entre un pequeño conjunto de actores, lo que puede generar malestar o desconfianza; excluir a actores políticos clave, actores de la sociedad civil y/o sectores de la sociedad como mujeres, jóvenes u otras poblaciones marginadas que pueden verse afectados desproporcionadamente por posibles cambios; dar lugar a reformas que produzcan consecuencias negativas no deseadas; son manipulados para inclinar el campo de juego a favor de quienes están en el poder; y se basan en información errónea o falta de conocimiento sobre la naturaleza de los problemas subyacentes. Le cuento más el martes.
@ElConsultor2
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