La encuesta en El Heraldo: duro golpe para Mario Delgado

La encuesta del Heraldo que se publicó hace un par de días en la plataforma periodística de SDP— muestra muchas lecturas interesantes, pero también— preocupantes para la dirigencia Nacional de Morena— que indudablemente tomó malas decisiones en algunas entidades.

De acuerdo con el ejercicio publicado en el Heraldo la situación pasó de óptima a adversa. Aunque Morena siga siendo el partido favorito y el que promedian mayor número de intención de voto en las entidades, hubo movimiento de cifras e inclinación del voto considerando que, la encuestadora, tomó en cuenta la coalición del PT y PVEM cuando en muchos de los casos no existe un convenio o hay diferencias marcadas por las candidaturas y los distritos. Hay estragos e indiferencias.

Según el mismo sondeo, existe el riesgo latente de perder entidades que prácticamente hace apenas un mes se tenían en la bolsa. No obstante, la mala planeación, el desaseo y la sospecha de una operación donde presuntamente se fabricaron los criterios considerando que, el mecanismo de decisión, se suponía sería transparente y respetable ante la voluntad de las mayorías.

A pesar de que no se documentó ninguna evidencia que muestre estadísticas y balances aplicados a la población, hay testimonios claros de que, en Morena, hubo perfiles que se merecían la nominación porque durante meses sostuvieron altísimos promedios de intención del voto. Pruebas: un sinfín de estudios a priori.

Se insistió mucho en ese tema. De hecho, existe un andamiaje jurídico extenso en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en la que se acusa de fraude y simulación. Por ello, indudablemente se provocó un malestar en muchas entidades donde Morena dio señales de fractura inminente.

Si hacemos un análisis minucioso de lo que va de este periodo de anuncios oficiales, podemos observar un comportamiento activo en distintos estados donde aún no se acepta la determinación. Por ello, tratándose de una transición de interés en Palacio Nacional, se prendieron las alarmas en el CEN de Morena; se pasó de ser favorito en 14 a solo 10, es decir, Mario Delgado no solo facilitó y palomearon perfiles sin reconocimiento y legitimidad, sino, puso en riesgo una victoria cantada.

Ese descenso que tiene Morena no es más que la lectura de malas decisiones de Mario Delgado. Además de flaquear frente a la presión, se tomó a la ligera el enorme potencial que jala Morena como marca; pensó que eso es suficiente y olvido que, en estos tiempos, el perfil cuenta, y cuenta mucho. También, ante las designaciones, no operó una dinámica de unidad que pudiera al menos sanar la ignominia que provocó.

Cómo explicas una ventaja abrumadora en San Luis Potosí y en Michoacán, y luego te emparejan. Es obvio que ni hubo un análisis minucioso de las entidades, y se escogieron a los perfiles equivocados. Apenas hace un mes el partido guinda poseía una distancia enorme en estos dos territorios; ahora, se facilitó la contienda en vísperas de la fase previa.

Esto seguramente cayó como balde de agua fría en el CEN de Morena. Habla del mal tacto político de Mario Delgado, y del riesgo que se corrió desde el momento en que no se transparenta el sondeo. Eso provocó encono, división y fracturas; ese factor ha puesto en jaque el triunfo que, durante 14 meses, se ganó con anticipación.

Justamente esa circunstancias provocan incertidumbre entre la militancia de Morena. ¿Por qué colocar perfiles sin arrastre?, muchos no conectan con la gente, ¿y?, ¿qué pasará? Mario Delgado está consciente de eso; estos sondeos revierten la idea de que con la sola marca se gana. Las elecciones se obtienen con votos; es cierto, las condiciones se abrieron gracias al óptimo desempeño de AMLO; eso presentó un panorama inmejorable.

Sin embargo, se percibe un ambiente distinto en algunos estados. Los perfiles son grises y opacos; no captan el interés de la militancia; su discurso es una narrativa adoptada de la lingüística del propio presidente ante el éxito de su honestidad incuestionable. Eso pasa en Michoacán. El precandidato no se ha legitimado del todo; la militancia se dividió; la unidad es simulada; y ahora, llama poderosamente la atención que un territorio donde Morena acumuló una intención del voto dominante, se perderá gracias a las malas determinaciones de su dirigencia.

Esos son los efectos de la improvisación y de las imposiciones. Lo cierto es que, Mario Delgado, ha demostrado una pobreza enorme en su gestión como dirigente.