La guerra del agua (ODS 6)

Columnas martes 11 de julio de 2023 -

La crisis hídrica es un desafío creciente en América Latina, a pesar de esto, varios países de la región están experimentando una escasez de agua sin precedentes, lo que plantea serias amenazas para el desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria y la salud de millones de personas.

La crisis hídrica en América Latina es resultado de una combinación de factores, entre ellos el cambio climático, el crecimiento demográfico, la urbanización descontrolada, la deforestación y la contaminación de los cuerpos de agua. Los patrones climáticos cambiantes, como sequías más frecuentes e intensas, han afectado la disponibilidad y calidad del agua, mientras que el aumento de la demanda por parte de la creciente población y la expansión de las actividades económicas han exacerbado la presión sobre los recursos hídricos.

Esta crisis tiene impactos significativos en distintos sectores: a) la agricultura, uno de los mayores consumidores de agua en la región, se ve especialmente afectada, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria y los medios de vida de los agricultores; b) las industrias que también sufren interrupciones en su producción debido a la falta de suministro de agua, lo que afecta la economía y el empleo. Sumado a lo anterior, la falta de acceso a agua potable y saneamiento adecuado tiene graves consecuencias para la salud de las comunidades, aumentando el riesgo de muerte.

La gestión del agua en América Latina y en lo particular en México, enfrenta desafíos significativos, debido a que se carecen de políticas y marcos legales adecuados para el manejo sostenible del vital líquido. Además, la falta de coordinación entre los diferentes organismos reguladores del agua, incluyendo las empresas, la sociedad civil y las diferentes metrópolis, lo que dificulta la implementación de soluciones integrales.

Para hacer frente a la crisis hídrica, es necesario tomar medidas urgentes desde lo transdisciplinar, es decir: en primer lugar, se requiere una gestión integral y sostenible basada en la conservación y protección de las cuencas hidrográficas, la promoción de prácticas agrícolas y de uso eficiente del agua; también es necesaria la implementación de tecnologías y sistemas más eficientes de riego y distribución del vital líquido; también resulta fundamental fortalecer la capacidad de monitoreo y control de la calidad del agua, así como mejorar los sistemas de tratamiento y distribución.

Sumado a lo anterior, se debe fomentar la participación activa de las comunidades y la sociedad civil en la toma de decisiones sobre el manejo del agua. Esto implica promover la educación y conciencia sobre la importancia del agua, así como involucrar a los diferentes actores en la planificación y ejecución de medidas de conservación y uso responsable del agua. En síntesis, una cultura del agua integral.

Si se eleva el debate desde lo regional, resulta imprescindible entender una lógica de la cooperación y el intercambio de experiencias y buenas prácticas, recuperando la memoria histórica. México puede aprender a enfrentar crisis hídricas desde la promoción de acuerdos bilaterales y regionales, así como desde una óptica de participación activa en la Agenda 2030 para abordar los desafíos hídricos a nivel global.

Fortalecer la resiliencia y adaptación al cambio climático, es entonces fundamental para tomar medidas que mitiguen el cambio climático, esto incluye entender los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en lo particular el 6 que se enfoca en la implementación de políticas de conservación y protección ambiental, así como la promoción de energías renovables y la reducción de la huella hídrica en las actividades económicas.

Dr. Magdiel Gómez Muñiz Colaborador de Integridad Ciudadana, Coordinador del Doctorado en Ciencia Política del Centro Universitario de la Ciénega - UDG. Profesor Investigador de Tiempo Completo de la Universidad de Guadalajara @magdielgmg @Integridad_AC