Columnas
Mientras el partido en el poder ha enviado más de una veintena de iniciativa de ley en este sexenio la oposición sigue con la misma línea del sexenio pasado que consiste en agarrar al vuelo lo que hace el gobierno para criticarlo y tratar de destruirlo. El progresivo desgate que esto implica tiene a los tres partidos con serios problemas dentro y fuera de sus filas sin más actividad real que la cuestionar todo lo que surge desde Morena y sus funcionarios y legisladores.
La desesperación que les provoca esta automarginación de la vida política y social, le lleva al odio, porque sistemáticamente la población le da la espalda ante un radicalismo creciente y evidente que olvida la esencia de su trabajo y u ideología que sólo contiene odio.
Los medios convencionales y sus conspicuos trabajadores, siguen el mismo lineamiento además de hacer eco de la conducta visceral de una oposición que se refugia en la derecha para poder diferenciarse de las posiciones del gobierno porque carece de personalidad propia.
La oposición ha perdido su origen en los últimos siete años y no ha podido definirse ni siquiera ante ella misma, practicando una política suicida que advierte obre intereses particulares y despierta hasta quienes estuvieron de su lado, al darse cuenta de la falta de solidez política y preocupación social.
De cada partido hay un promedio de 10 personas que existen públicamente y aparecen en los medios, y la tarea debe ser agotadora, porque carecen de losconocimientos políticos sensibilidad y compromiso social.
Su propósito más cercano a un proyecto de nación es el regreso al pasado, añoran lo poco que hicieron cuando tuvieron el poder, porque debían hacer algo y no porque fura grandioso sino porque en sus acciones como gobierno tienen el único asidero político que pueden abanderar.
La oposición al carecer de ideología, al desconocer la política actual pierde militantesque evitan el extravió de la extravagancia de cuestionamientos sin sentido.
Los medios se erigen como dique de contención contra las disposiciones del gobierno y del partido en el poder, pero en realidad se convierten en pista de circo, donde la comicidad involuntaria muestra la sinrazón de su existencia.
Creen que el pueblo no les entiende, que es tonto, y en su afán por explicar la causa de su lucha, se vuelven absurdos. Lo que sucede es que han traspasado límite de la legalidad no sólo de la comedia sino de la agresividad y la violencia, porque han incurrido en delitos que merecen sanción, lo que están buscando es la represión como única aliada a buscar la razón en su innecesario andar por un camino cuyo destino desconocen. Provocan para motivar represión y evitar el castigo a más de un delito que debería tenerlos en la cárcel.