Se dijo que sería el siguiente proyecto de Leonardo DiCaprio después de ganar el Óscar por El renacido, se dijo que interpretaría a un hombre que albergo a 24 personalidades en su interior, la emoción de los fanáticos del actor estaba desbordada sobre este papel en dónde encarnaría a un tal Billy Milligan.
Pero no sucedió, el proyecto fue perdiendo popularidad, otros papeles vinieron para el actor y después nada se supo de este filme.
El infame Billy Milligan sentó precedentes, tanto jurídicos como psicológicos al ser la primera persona en estados unidos en alegar que sus crímenes habían sido cometidos bajo la influenza de una de sus “personalidades” y no propiamente por él, evitando así cumplir su sentencia en la cárcel y permaneciendo en un hospital psiquiátrico con menos seguridad y bastantes libertades.
Según esto, Milligan albergaba 24 personalidades tan marcadas y disímiles entre sí: una lesbiana, un caballero inglés, un predicador judío, un obrero yogoslavo, una niña de tres años, o un hombre negro del Bronx. Por supuesto que su historia era llamativa y apasionante.
Repleta de imágenes de archivo, entrevistas con familiares y amigos, psiquiatras, jueces, policías y abogados que vivieron en carne propia los hechos acaecidos en 1970, muchos de ellos conociendo de primera mano los hechos e incluso al propio Milligan, resulta un material bien interesante, pero que se queda a medio camino y no llega al nivel de una documental cinematográfico.
Durante sus cuatro capítulos intenta desmitificar la figura de Milligan, que en la década de los setentas y ochentas se había convertido en una figura llamativa, los medios de comunicación no dejaban en paz el caso del “violador de las 24 personalidades”, aunado a que el libro de no ficción de Daniel Keyes, en donde se realiza una especia de biografía sobre él, se había convertido en un éxito de ventas.
En donde falla estrepitosamente el documental, es en lo mismo que señalan varios de los entrevistados; en un asunto tan violento y desgarrador como la violación de tres jóvenes estudiantes de universidad, las víctimas fueron dejadas de largo, dándole toda la atención al abusador. Oliver Megaton, director de la mini serie- cae en el mismo error, la mención sobre estas jóvenes esta solo de paso.
Resulta raro que teniendo tantas imágenes de archivo, la presencia de Milligan y sus “otras caras”, no sean tan figurantes en pantalla, aparentemente el director no quería que el espectador cayera en el mismo error, en el que cayó la población de los años setentas, dejar de centrarse en el hecho y enfocarse en el perpetrador pero quitándole la culpa de su actuar. No está claro, si esto lo hizo Megaton de manera consciente, no lo parece.
*Se encuentra en Netflix.