La economía de mercado ha sido durante los últimos tiempos, el paradigma dominante en el sistema económico global. Sin embargo, en años recientes ha habido un creciente interés en explorar alternativas que permitan abordar las deficiencias y desigualdades inherentes a este sistema.
Por esta razón, resulta conveniente explorar algunos paradigmas alternativos a la economía de mercado. Específicamente la economía solidaria, la economía moral y la economía de cuidados, con el fin de contribuir a la construcción de marcos conceptuales y políticas públicas que busquen transformar las estructuras económicas y sociales existentes.
La economía solidaria se basa en la cooperación y la solidaridad, destacando su potencial para fomentar la justicia social y la participación democrática en la economía. Según Santos (2002), este modelo económico busca superar la lógica de competencia y acumulación de riqueza del sistema de mercado, promoviendo la colaboración entre los actores económicos y la distribución equitativa de los beneficios. En la economía solidaria, las decisiones son tomadas de manera colectiva y se enfatiza la importancia de las relaciones sociales y comunitarias.
Por otro lado, la economía moral, planteada por Hirschman (1982), se centra en la importancia de la ética y la responsabilidad social en la toma de decisiones económicas, argumentando que este modelo puede contribuir a la construcción de sociedades más equitativas y sostenibles. Este enfoque reconoce que las decisiones económicas no deben basarse únicamente en la maximización de beneficios individuales, sino también en consideraciones morales y valores sociales. La economía moral busca promover la equidad, la justicia y el bienestar humano en lugar de centrarse exclusivamente en la eficiencia y la rentabilidad económica.
La economía de cuidados, por su parte, se refiere a la valoración y reconocimiento de las actividades relacionadas con el cuidado de las personas y el medio ambiente. Autores como Folbre (2001) argumentan que la economía de cuidados ha sido históricamente ignorada o subvalorada en el sistema económico convencional, por lo que se requiere reconocer y rescatar su papel fundamental en la reproducción social y el bienestar humano. Este enfoque busca visibilizar y revalorizar el trabajo de cuidado no remunerado realizado principalmente por mujeres, resaltando la necesidad de valorar y redistribuir equitativamente este tipo de trabajo, así como promover políticas y prácticas que prioricen el bienestar de las personas y el medio ambiente sobre el crecimiento económico.
Flor de Loto: Estos paradigmas alternativos a la economía de mercado ofrecen enfoques distintos y complementarios para abordar las limitaciones y desigualdades de este sistema económico dominante. Estos modelos enfatizan la cooperación, la solidaridad, la ética y el cuidado, promoviendo una distribución más equitativa de recursos y beneficios, así como una mayor atención a las necesidades humanas y ambientales, aportando fundamentos teóricos y evidencia empírica que respaldan su potencial transformador.