Por Óscar Antonio Roa
“¡He disfrutado tanto! Robar dinero no tiene encanto, obras de arte sí. Me las habría llevado todas” es la frase célebre del mayor ladrón de obras de arte, Erik el Belga, quién falleció este 19 de junio a los 81 años de edad.
Obsesionado con el arte sacro y antiguo, la carrera poco ética, pero definitivamente excepcional de este ladrón, está sustentada por más de 600 robos en toda España, donde su obra fue causante de la pérdida de una gran cantidad de piezas, mayoritariamente provenientes de Castilla y de León, sobre todo aquellas consideradas con un valor cultural incalculable, de las que destacan: las tablas de Pedro Berruguete almacenadas en la iglesia de Santa Eulalia de Paredes de Nava, el ajuar religioso del monasterio de Roda de Isábena, el retablo del Santuario de San Niguel de Aralar, entre muchas otras.
El autor de estos delitos, transitaba con su banda de poblado en poblado español, realizando sus mayores atracos durante las décadas de los 70’s y 80’s, en la última sería finalmente arrestado por las autoridades de Barcelona, pero al llegar a un acuerdo con las mismas, lograría quedar absuelto y en libertad, tras coadyuvar en la recuperación de más de 1500 piezas de arte.
De nombre René Alphonse van den Berghe, fue un personaje no tan modesto, le gustaba concertar una serie de entrevistas en las que revelaba haber sido artífice del robo de más de 6000 obras de arte, así como de no haber delatado en ningún momento a algún miembro de su banda.
En sus últimos días de retiro, Erik el Belga, se dedicó a volverse un experto en arte sacro y anticuario europeo, utilizando sus habilidades para pintar diversas imágenes religiosas de santos o vírgenes para regalarlas a las iglesias de las que alguna vez usurpó su patrimonio. Asimismo, en 2012 publicó un libro titulado “Por amor al arte”, en el cual expone todas sus hazañas, aunque se comenta que se revela una verdad a medias.
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