Celebrar la vida es algo que siempre deberíamos hacer, y celebrar a los que amamos, también. Personalmente no soy muy creyente de la astrología, sin embargo, un altísimo porcentaje de mis personas más cercanas y queridas son de signo Cáncer (nacidas entre finales de junio y principio de julio) y eso hace que estos días sean de felicidad, gozo y agradecimiento por el regalo de compartir con tantas bellas personas este camino llamado existencia.
Así fue como conocí Puerta del Lobo en el estado de Querétaro. El cumpleaños de dos de mis personas favoritas, mi chefcita (la hermana que me trajo al mundo gastronómico) y mi papá, fue el motivo de visitar este bello complejo. Lo llamo complejo porque si bien muchos dicen que es un viñedo, Puerta del Lobo ofrece también otro tipo de experiencias como glamping (camping glamuroso con amenidades y comodidades), varios restaurantes, tour y la posibilidad de adquirir vivienda con viñedo incluido. Nos contaron que incluso la idea es que esto pueda ser un tipo Val’ Quirico en la zona.
Decidimos primero tomar el tour, que diferente a muchos otros, además de llevarnos por el viñedo, contenedores y cava, cierra con una experiencia de encorchado de vino hecho por los propios comensales. La apertura del personal que nos llevó y su disposición a compartir conocimiento hizo más rica la visita.
Después de ello, degustamos las delicias de su restaurante Ruinas. Ubicado en la parte baja del complejo, abierto y con alta demanda, Ruinas presenta una carta generosa con diferentes platillos para todos los gustos.
Ensalada de lechugas frescas, aderezo de queso azul con yoghurt, peras y helado de queso de cabra con reducción de balsámico. Como podrán adivinar, el helado fue lo que llamó más mi atención y efectivamente fue el destacado anfitrión del plato. Fresco y consistente, su mezcla con el resto de los ingredientes permitió un inicio de comilona bastante amable.
Fideo horneado. Definitivamente este plato hace que valga la pena la visita al lugar, mi gran favorito de la noche pero también de los fideos en México. Presentado en una cassoulet (pequeña cazuela tipo para paella), el fideo adobado estuvo acompañado de corte de carne New York, atún ahumado y alioli de ajo. La mezcla de todo hacía un cántico delicioso. Simplemente espectacular.
Los postres, que dada la celebración fueron varios, gozaban de distintos ímpetus y sabores. Mi predilecto de ellos fue un brownie de chocolate acompañado de helado de vainilla.
Después de la rica comilona, tuvimos la oportunidad de tomar unos tragos y degustar una tapa de queso en el mirador del lugar. Lo más bonito de ahí fue sin duda la experiencia de ver el atardecer rodeado del viñedo y después contemplar la bella y gigante luna.
Así pues queridos amantes del buen comer y el buen vivir, déjense deleitar por este gran lugar en nuestro bajío queretano. Sin duda algo habrá para deleitar a todos y seguramente la pasarán muy bien.
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¡Buen Provecho!
Amante del Buen Comer