Que nacer mujer signifique vivir sin miedo

La sociedad mexicana históricamente ha estado marcada por la discriminación de género, las mujeres que hoy somos representantes populares desafiamos estereotipos que cuestionaban nuestra participación política y social en la vida democrática de nuestro país, por primera vez la máxima tribuna de la nación está integrada por mayor número de mujeres, un hecho histórico que es también el resultado de la lucha que por años dieron un sin número de mujeres en nuestro país.

México es el país con mayor número de casos de menores de edad embarazadas y al día de hoy los procesos judiciales adolecen de perspectiva de género, la discriminación en sus diversas formas subsiste en la investigación e impartición de justicia hacia las mujeres, pese a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha emitido criterios de obligación y observancia general, aunado a lo anterior todos los días diez mujeres no regresan a casa.

Campo Algodonero y Digna Ochoa nos han marcado como sociedad y yo pregunto ¿Cuántas sentencias más de la Corte Interamericana tienen que pasar para que legislemos y hagamos de los derechos realidades para las mujeres?

Por otra parte, la violencia contra las niñas y mujeres en este país sigue siendo una constante que a diario se replica en sus diferentes formas. Para muestra un botón, México ocupa el primer lugar en el mundo en embarazos de adolescentes, y la mayoría de estos embarazos se dan a consecuencia de abusos sexuales. La violencia sexual además de expresar las grandes desigualdades, es también un grave problema que afecta al desarrollo humano y debe atenderse como el problema de salud pública que representa.

Vivimos momentos decisivos para trasformar a México en un país con rumbo y certidumbre, donde el centro de las políticas públicas seamos las mujeres. Los representantes populares tenemos la gran responsabilidad de trabajar para que ser mujer no implique oportunidades desiguales, que ser mujer no signifique vivir con miedo a las múltiples violencias. Construyamos como ciudadanos un México que valore a la madre que busca justicia por su hija desaparecida; a la maestra que exige condiciones laborales dignas, a las trabajadoras que demandan un mejor salario; a las activistas por los derechos; a la líder indígena o campesina que defiende sus raíces y protege el medio ambiente; a la joven que lucha por la despenalización del aborto; a la periodista que decide no callarse y defiende su derecho a la expresión; a las comerciantes que todos los días salen a la calle porque les fue negado el derecho a un trabajo formal y a muchas otras que sin rostro y sin voz trabajan cada día por un presente justo e incluyente.

Porque soy abuela, soy madre, soy hija, soy hermana y ustedes son hijos, son padres, son hermanos, tíos, amigos de mujeres que todos los días salen de casa sin saber si van a volver a verles.

Hasta que la dignidad se haga costumbre porque vivas nos queremos.

María Rosete

#porlosqueamamos