Columnas
El 11 de septiembre de 2001, la relación de los Estados Unidos con el mundo cambió principalmente con los países del Medio Oriente y casi 24 años después, Donald Trump, visitó: Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes.
El inquilino de la Casa Blanca decidió reunirse con los lideres de 3 de las naciones más ricas petroleramente hablando.
Desde Washington los cercanos al presidente señalan que el objetivo del viaje es fortalecer las relaciones bilaterales con esos países. Sin embargo, más allá de los temas aparentes de respuesta y atención está el dialogo nuclear, el libre tránsito comercial en el Mar Rojo y una salida al conflicto en la zona de Gaza.
Sin duda que este viaje de Trump podría darle una nueva conformación al tablero geopolítico, sobre todo, a raíz de la caída del régimen de Bashar al Assad y los intereses económico financiero que Trump está buscando alinear.
En esta visita del estadounidense se espera que sus actividades giren en estas tres naciones ricas en energía que albergan proyectos inmobiliarios existentes o planificados de marca Trump, lugares en los que pretende aprovechar los intereses económicos estadounidenses para sellar acuerdos comerciales especialmente en Qatar, donde incluso se rumora que la familia qatarí, le regale un avión.
Los ojos mediáticos no sólo de los Estados Unidos sino del mundo enteroestán en esta controvertida visita de Donald Trump.
Hoy que el ocupante de la Oficina Oval vista Medio Oriente, muchos estadounidenses recuerdan los 4 ataques suicidas efectuados por integrantes de Al Qaeda el 11 de septiembre del 2001, donde murieron cerca de 3 mil personas y más de 25 mil resultaron lesionadas.
Trump, llegó el martes 13 a la capital de Arabia Saudita, Riad, en la que es su primera gira internacional desde que asumió el poder, esta visita estará centrada en inversiones y tratos comerciales, se produce en un momento crítico para la región con intentos por parte de Washington de reconducir el diálogo nuclear con Irán.
Trump fue recibido como un jefe de estado, pero igualmente como le gusta al presidente, como toda una estrella de show en la Terminal Real del Aeropuerto Internacional, Rey Khaled de Riad, por el primer ministro y príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán conocido como "MBS" y considerado el hombre fuerte de Arabia Saudí.
MBS le extendió la mano a Trump en el pie de la escalera del avión antes de acompañarle al Salón Real del aeropuerto. Bin Salmán prometió en enero aportar 600.000 millones de dólares en el comercio e inversiones estadounidenses.
Trump simplemente se veía y sentía muy como atendido a todo lujo por los hombres más ricos del mundo.
A esperar los resultados del viaje, ojalá no haya sido sólo un show más.
@ncar7