Al cierre de febrero pasado, los precios del petróleo registraron bajas, debido a los temores crecientes de recesión económica y la frustrada expectativa de incremento en la demanda de barriles por parte de China.
Los reportes de una futura sobreoferta en el mercado, provocaron que las cotizaciones de crudo sufrieran retrocesos y colocaran, en febrero, al West Texas Intermediate -el precio de referencia en Estados Unidos-, en los 76.67 dólares, y al Brent del mar del Norte en los 83.02 dólares por tambo, caídas de -3.2% y -2.5%, respectivamente.
Analistas financieros de Intercam Banco suponen que en el mercado del petróleo se vive una sobreoferta por mayores inventarios de barriles, lo que significa que las empresas petroleras norteamericanas tienen mucho combustible almacenado.
En la semana que terminó el 17 de febrero hubo un incremento de 16 millones de barriles, cifra significativamente superior a los 1.2 millones de barriles esperados, y que fue la cuarta mayor variación semanal registrada.
Además, en lo que va de marzo entraron al mercado los 26 millones de barriles que el gobierno de Biden anunció anteriormente que retirarían de la Reserva Estratégica de Petróleo, con el propósito de poner a venta.
La oferta tampoco ha servido a equilibrar, ya que durante el segundo mes del año algunos reportes de la industria señalaban que Rusia estaría planeado reducir en 25% su exportación de barriles a través de sus puertos occidentales a partir de marzo. Esa decisión implicaría una contracción adicional a la oferta de crudo ruso en comparación a lo anunciado previamente.
Sin embargo, su impacto sería inocuo dado que EU informó que cuenta con barcos de carga, anclados y en el mar, llenos de barriles sin vender.
Del lado de la demanda hubo señales mixtas. La OPEC esperaba que China adquiriera más de la mitad de ese incremento y terminara el año con un nuevo récord de compra de barriles, ya que esa idea estaba apoyada por los fuertes datos económicos que se publicaron a fin de mes.
Sin embargo, ante las crecientes expectativas de ver tasas de interés más altas que eventualmente incidirían en una menor actividad económica en EU y Europa (desaceleración o recesión), se espera una disminución de la demanda.
En resumen se puede anticipar que los precios del crudo mantendrán tendencia a la baja, ya que el reciente incremento en inventarios de EU puede significar que ya se materializa una menor demanda.
De acuerdo con analistas de Intercam y de Bloomberg el precio promedio durante el primer trimestre de 2023 será de 77.73 y 83.86, respectivamente para el WTI y el Brent.
La media para todo el año ahora se estima en 76.67 y 81.83 para cada mezcla.
TIEMBLA WALL STREET
El cierre de un banco siempre es una mala señal para la economía el país que autorizó su operación. El jueves pasado el Departamento de Innovación y Protección Financiera de California anunció el cierre de Silicon Valley Bank (SVB), una institución financiera centrada en prestar dinero a empresas tecnológicas emergentes y perdió más del 60 por ciento de su valor en la bolsa de valores.
El gobierno actuó para proteger el dinero de miles de personas que confiaron en la administración y operación de Silicon Valley Bank.
Ahora, tras el fin de operaciones del banco Silicon Valley, el dinero de miles de cuentahabientes será transferido a la Corporación Federal de Seguros de los Depósitos, que creará una nueva entidad para colocar aquellos que se encuentren asegurados.
Y es que la crisis de este banco, el decimosexto banco más grande del país, con sede en Santa Clara, California, encendió el miedo a que su caída arrastre a los mercados y en particular al sector tecnológico. Las acciones de otros bancos también perdieron valor el mismo jueves y aumentaron las preocupaciones sobre la exposición a riesgos del sector financiero cuando ya desde hace meses se temía una recesión por la inflación y la agresiva subida de tasas de interés.
En medio de una economía frágil en pleno proceso de recuperación, el cierre de un banco siempre preocupa y puede generar pánico. Ante el temor a una “corrida bancaria” (cuando los clientes retiran el dinero por temor de que deje de operar, provocando así su caída) llevó a muchos inversionistas a deshacerse de sus acciones de otras instituciones, un nerviosismo agravado por los planes de cierre de “Silvergate”, un banco mucho más pequeño centrado en gran medida en la industria de las criptomonedas.
Desde 2008 la autoridad financiera bancaria de los Estados Unidos no se había visto obligada a intervenir, pero ante la pérdida de confianza y la baja en el precio de sus acciones, no tuvo otra alternativa.
Todas las crisis incluyen en su menú de daños fuertes caídas en la Bolsa, pero no todos los desplomes del mercado son sinónimos de crisis.
Platiqué con un par de catedráticos sobre lo que implica este cierre bancario y coincidieron en que la súbita quiebra tiene algunos ingredientes de preocupación, pero más allá del análisis técnico, el cierre por sí mismo impacta no sólo a su sector sino a los usuarios, a los ciudadanos comunes.
Silicon Valley Bank no era una institución muy conocida, ya que su actividad primordial era proporcionar financiación a las “start ups”, sin embargo, hay un efecto de contagio a las cotizaciones de toda la banca norteamericana y europea.
Este cierre se da en medio de una economía frágil en proceso de recuperación.
@arnc7