Una serie mundial en medio de una pandemia

Por Amador Gutiérrez

Si alguien hubiera asegurado en marzo que se jugaría la final en un estadio nuevo y fungiendo como sede neutral, nadie lo hubiera creído. El tiempo fue pasando, la incertidumbre la iban aclarando y la toma de decisiones de la liga profesional más poderosa de la orbe se fueron dando, uno de los puntos fue ese, y hoy los Dodgers y las Mantarrayas están luchando por obtener el campeonato en el Globe Life Field.

Las Grandes Ligas están disputando su clásico de otoño número 116, con una final entre el equipo salarialmente hablando muy pobre como es el de Tampa Bay ante una novena bastante lucrativa como es la de Los Ángeles. Una diferencia abismal entre contratos salariales de sus jugadores.

Si habláramos económicamente en Mexico un caso similar sería algo así como los Diablos o Sultanes ante los Olmecas o Tecolotes.

La realidad es que el mejor béisbol del mundo no canceló su temporada y la afición está disfrutando de la culminación de la pos temporada.

En esta serie existen dos mexicanos que seguro ha escuchado hablar de ellos, son pitchers zurdos y de la franquicia californiana, Julio Urías y Víctor González. En el club de la Florida no hay connacionales pero si un pelotero cubano que ama mucho a Mexico y así lo ha expresado, nos referimos al novato Randy Arozarena, el cual ha sido la sensación con los Rays, una historia de cenicienta.

El estadio tejano es la nueva casa de los Rangers de Texas el cual tiene un campo de juego con pasto sintético y se encuentra en Arlington, vecino del antiguo estadio de béisbol y a un lado de la casa de los Dallas Cowboys. 1.1 billones de dólares fue el costo, con capacidad de aficionados de 40 mil 300.

Que gane el mejor, pero que gane el béisbol.

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