El 6 de abril de 1952 Adolfo Ruiz Cortines era candidato presidencial. En un acto con la Asamblea Nacional Femenina de su partido, prometió incorporar a las mujeres mexicanas a un estadio superior de derechos, en el que quedaran reconocidas a su favor prerrogativas que sólo disfrutaban los hombres.
El 2 de diciembre de 1952, en su segundo día de trabajo como Presidente, Ruiz Cortines envió al Congreso una iniciativa de reformas constitucionales para reconocer a las mujeres mexicanas el derecho a votar y ser votadas en todas las elecciones.
Antes de la reforma el artículo 34 decía: “Son ciudadanos de la República todos los que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos…”. El 115 disponía: “En las elecciones municipales participarán las mujeres, en igualdad de condición de que los varones, con el derecho de votar y ser votadas.”
Luego del proceso legislativo, en el que la Cámara de Diputados aprobó el dictamen por unanimidad de sus 98 integrantes, el Presidente firmó el decreto correspondiente, que se publicó el 17 de octubre de 1953.
Con las reformas aprobadas, el nuevo texto del artículo 34, vigente hasta hoy, quedó de la siguiente manera: “Son ciudadanos de la República, los varones y las mujeres que…” Del 115 se suprimió la referencia al derecho de voto de las mujeres en las elecciones municipales; es decir, las mujeres podían votar en todas las elecciones y ser candidatas (y electas) a todos los puestos de elección popular.
La promesa cumplida tuvo efectos muy pronto. El 7 de septiembre de 1954, Aurora Jiménez de Palacios se convirtió en la primera diputada federal, electa por Baja California, como resultado de las elecciones extraordinarias del 4 de julio de 1954 en esa entidad. Rindió protesta ante la XIII Legislatura (1952-1955) el 7 de septiembre de 1954.
En las elecciones federales de 1955 resultaron electas a la Cámara de Diputados y Diputadas 4 mujeres notables: Remedios Albertina Ezefa, por el estado de México; Margarita García Flores, por Nuevo León; Guadalupe Ursúa Flores, por Jalisco, y Marcelina Galindo Arce, por Chiapas.
El voto a las mujeres no fue una concesión de un régimen político, sino la expresión política de una sensibilidad e intuición social particular, amén de resultado del impacto en el país de movimientos mundiales a favor de la equidad de género. Creo que vamos bien con la paridad electoral de 2014 y la paridad total de 2019, pero tenemos que ir mejor. Por ejemplo, la violencia política contra las mujeres ha tomado un papel central en México. Debemos detenerla, repararla y sancionarla y seguir avanzando en la igualdad, la inclusión y avanzar por una vida libre de violencia.
Lo interesante de la remembranza consiste en ver el camino andado y luego voltear hacia adelante. Saber de dónde venimos ayuda a prefigurar a dónde vamos.
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