“Becarios, no sicarios” y tratarlos amorosamente, ha sido una de las frases más utilizadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando se refiere al tema de cómo evitar que los jóvenes sean reclutados por los grupos criminales. Y cuando lo hace enfatiza “que les cueste trabajo reclutarlos”, así como el hecho de que siente que su política y el darles apoyos económicos “ya ha empezado a dar resultados”.
Sin embargo, en el tema de cooptación de niños y niñas y adolescentes por el crimen organizado, ya tiene una larga historia en nuestro país, y que ha sido estudiado y documentado por varias instancias entre las que se encuentra la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en un informe que realizó para documentar lo sucedido durante el periodo 2015 a 2018, informaba que “los menores cooptados por los grupos delictivos pasaron en ese periodo de 30 mil a 460 mil”.
Cifras que estudios que han realizado este año las organizaciones Reinserta, Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) y el Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad (ONC), se han agravado de tal manera, que por los datos que nos dan a conocer, ser niño, niña o adolescente en México, es un peligro.
Sí, un peligro, y aunque para muchos puede sonar alarmista o exagerado, solo hay que leer detenidamente el estudio “Niñas, Niños y Adolescentes reclutados por la Delincuencia Organizada”, que Reinserta realizó después de reunir el testimonio de 89 adolescentes que se encuentran en Centros de Internamiento en los Estados de: Coahuila, Estado de México, Guerrero, Nuevo León, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo, de los cuales 67 estuvieron vinculados a grupos pertenecientes a la delincuencia organizada, y que expone que en México hay cerca de 30,000 niñas, niños y adolescentes involucrados directamente con la delincuencia organizada, participando como espías, combatientes, mensajeros, cocineros y explotados sexualmente.
De igual manera, hay que poner especial atención al estudio de la Redim y la ONC “Reclutamiento y utilización de niñas, niños y adolescentes por grupos delictivos”, documento que visibiliza que el crimen organizado en México acecha a diario a 4 millones de menores de edad para incluirlos en sus filas, destacando que si bien este problema está presente en todo el país, son el Estado de México, Jalisco, Chiapas, Puebla, Guanajuato, Veracruz y Michoacán los que concentran alrededor del 55 por ciento de la población de niñas, niños y adolescentes en riesgo.
Niños, niñas y adolescentes que por motivos de pobreza, abandono, falta de oportunidades, violencia familiar, adicciones, el contexto social o la cercanía a zonas con presencia de grupos delictivos, se vuelven más vulnerables ante la tentación de tenerlo todo, aunque sea de manera fugaz, porque aprenden a vivir bajo la premisa de “más vale vivir pocos años años como rico que muchos como pobre”.
Niños, niñas y adolescentes, para los que la frase “Becarios no Sicarios”, no es suficiente, porque son tantas las necesidades, económicas, materiales y emocionales, que por años han padecido, que vincularse a estos grupos delincuenciales, para ellos, parece que es la única forma de salir de la violencia y olvido social en el que han vivido.
Aunque lo que presenta Reintegra, Redim y la ONC, son sin duda alguna otros datos, deben ser un llamado de atención para que los diferentes niveles de gobierno, de manera urgente hagan algo al respecto.
Mtra. Rosalía Zeferino Salgado
Asesora en Comunicación Estratégica
e Imagen Pública