En este espacio hemos comentado los riesgos que representan las fake news para la democracia y la reputación de personas e instituciones víctimas de éstas, así como la propuesta del Tribunal Electoral de la Ciudad de México (TECDMX) para generar el Protocolo para la Detección de las Noticias Falsas en Redes Sociales y tener mecanismos para contrarrestar la confusión y efectos dañinos que tienen las noticias falsas en nuestra sociedad.
Aidan White, de la Red de Periodismo Ético, afirma que las noticias falsas son “toda aquella información fabricada y publicada deliberadamente para engañar a terceros a creer falsedades o poner en duda hechos verificables”, resaltando que su impacto puede poner en riesgo la integridad de personas e instituciones, lo que representa un peligro para la estabilidad de cualquier democracia.
A lo largo de la Pandemia todas las personas hemos recibido en algún grupo o en nuestras redes sociales, información sensacionalista sobre supuestas medidas gubernamentales que impactarían nuestras libertades, el desabasto alimenticio o, en algunas ocasiones, remedios milagrosos para curar la enfermedad, todo ello, generando desconfianza en la información oficial y beneficiando a grupos con intereses económicos o políticos.
El Protocolo del TECDMX define recomendaciones para identificar noticias falsas, que van desde la comprobación de la reputación de los medios que emiten la información, el contexto de la nota, las fuentes consultadas por la persona reportera y si éstas son consideradas expertas en la materia.
Asimismo, respecto de la información difundida supuestamente por las autoridades, es fundamental identificar elementos sospechosos, tales como alteraciones en el logotipo, que la institución que la difunda esté vinculada con el tema y que la persona firmante realmente forme parte de ella.
Es importante recordar que las noticias falsas representan también un negocio, pues a través del sensacionalismo en los títulos de las notas se generan ganancias de publicidad para sitios apócrifos o dedicados a falsear la información, aumentando así los recursos económicos para seguir difundiendo mentiras y rumores.
Por otra parte, es responsabilidad de todas y todos reportar y bloquear las cuentas que difundan información identificada como falsa, pues solo de esta manera podremos disminuir su impacto y evitar que siga su proliferación.
En caso de que tengamos dudas sobre la veracidad de la información que encontremos en redes sociales o medios de comunicación, es importante que nos acerquemos con autoridades oficiales o personas expertas en la materia para conocer si lo que leemos o escuchamos es real.
Solo a través del trabajo conjunto entre ciudadanía y autoridades, podremos construir una democracia sólida y participativa en donde se privilegie la veracidad y se destierre la desinformación.