Se anuncia, con bombo y platillo, que una plataforma inmobiliaria logró concretar su primera venta de vivienda por medio de Bitcoin en México, con lo que el negocio inmobiliario, o el de las criptomonedas, o el finaniero, o todo y todos, avanzamos inevitablemente hacia el uso de la moneda virtual e independiente del sistema financiero internacional y sus rancias limitaciones. ¿Será?
La empresa detalló que la adquisición fue cerrada por "5.78 bitcoins", equivalentes, más o menos, a cinco millones de pesos. Es un departamento en Tulum, que por cierto, aún no está totalmente construído. El representante de la parte vendendora, que no es la plataforma sino otra empresa, dijo que “la plataforma les resolvió todo el tema técnico y legal ”, por lo cual se simplificó mucho el proceso. Las voces optimistas de los profesionistas de las ramas matemáticas e ingenieriles siempre manifiestan un optimismo bastante sonámbulo cuando algún artificio tecnológico permite saltarse alguna de las limitaciones propias del status quo (las fronteras, pero también los bancos centrales, o los bancos en general).
En este caso, el medio de cambio (que aún no es universal) que se crea mediante operaciones matemáticas complejas y un sistema cerrado de confianza entre computadoras, que hace posible la criptomoneda y la garantía de solvencia de la misma, es tierra fértil para esos sueños anarco libertarios. Es, en pocas palabras, un activo digital cifrado que por esa virtud pretende garantizar tanto titularidad como la integridad de una operación, y por si fuera poco, el volumen de criptomonedas existentes. Por cierto, la huella de carbono que dejan las criptomonedas no es nada para despreciar, pero eso ya lo revisarán los políticos ambientalistas.
En términos generales, es inevitable para mí ver con algo de cautela cualquier objeto de una euforia financiera, y mientras más global es, y más inevitable quieren presentarla sus defensores, más desconfío de su permanencia. Las burbujas financieras se llaman así porque se rompen fácilmente luego de ascender, aparentemente sin límite si solo se observa su trayectoria y no hay nada arriba más que el cielo. Son comunes en la historia de las finanzas y siempre han tenido el mismo fin: la ruina de casi todos los que mordieron el anzuelo, porque lo mordieron tarde (cuando un clasemediero común y corriente sabe que “el futuro está en invertir en Bitcoins” o en “comprar inmuebles con Bitcoins”, es porque seguramente ya no está. Quien hace dinero con esas innovaciones son los pioneros, no los que nos enteramos de segunda mano.
Hablando del tema concreto, es aventurado decir que una plataforma resolvió “todos los problemas técnicos y legales” del asunto, porque los más graves suelen presentarse luego de la venta, por múltiples razones, no antes. Así que eso está por verse, pero de nuevo, la euforia. Al final, esto es como el resto de las innovaciones en el mundo del dinero. Si se tiene suficiente capital para arriesgar una parte del mismo en estas apuestas de moda, sin que ello ponga en riesgo la estabilidad financiera de la persona o la empresa que arriesga, adelante. Si no, más vale pensársela. Y por favor, cuando veamos a nuestro vecino vendiendo su carro para comprar “bitcoins”, más nos vale deshacernos de todas las nuestras, porque lo que sigue, es el desastre.