*La moneda mexicana registra una apreciación de 4.39% en lo que va del año y se consolida como una de las divisas más sólida del mundo
El dato
La divisa mexicana cerró este viernes en 19.6064 pesos por dólar en el mercado interbancario; con este cierre, el peso ha ganado 4.39 por ciento en lo que va del año y se consolida como una de las monedas más fortalecidas del mundo durante el presente año. Dicha apreciación provocó que inmediatamente muchos colegas comunicadores y también diversos medios de comunicación retomaran el mote del “superpeso” para definir el desempeño de nuestra moneda en el mercado, ¿será?
No todo lo que brilla es oro
Primero definamos qué es el “superpeso”, o mejor dicho qué fue el “superpeso”; esta definición por supuesto no es oficial ya que una institución tan seria como el Banco de México nunca acudiría a tal dicho para calificar el desempeño de nuestra moneda. En realidad este mote debemos aceptar que fue acuñado por nosotros, los comunicadores “especializados” en temas económico-financieros.
El “superpeso” es un término que define la apreciación constante y prolongada de la moneda mexicana, o más bien un largo periodo de estabilidad en las cotizaciones, sin ajustes abruptos. El mayor ejemplo es el periodo que abarca los años de 2010 a casi todo 2014, cuando entraron en función las Reformas Estructurales, concretamente en el sector energético, de hecho esa fue la época en la que apareció este sobrenombre de “superpeso”.
Ahora bien, eso tampoco significa que la divisa nacional se haya apreciado permanentemente, más bien hace referencia a un periodo de relativa estabilidad y más orientado hacia la apreciación cambiaria, eso sí.
Entonces, tenemos que la moneda nacional se ha apreciado este año más de 4 por ciento; incluso si consideramos el nivel máximo que alcanzó el dólar durante la pandemia, de 25.13 pesos por dólar en el mercado interbancario, tenemos una apreciación de 21.98 por ciento, extraordinaria para la moneda nacional, sin duda alguna. Sin embargo recordemos que estuvimos frente a una situación extraordinaria, una crisis de magnitudes globales.
No podemos minimizar lo que pasa con el peso, es sin duda una divisa fuerte en este momento, una de las más fortalecidas como ya lo consignamos líneas arriba, sin olvidar que no es una moneda “dura”, es decir no pertenece a una nación industrializada sino a una en desarrollo.
Ahora bien, es cierto que la divisa se ha apreciado constantemente; si vemos su desempeño a partir del último trimestre de 2020 y hasta la fecha, tenemos un peso fuerte que se mueve entre 18.5 y 22 por dólar, un margen relativamente amplio pero no tanto como en otras épocas.
Pero, nuevamente, todo esto obedece a situaciones extraordinarias e incluso relacionadas con el contexto externo.
Ahora ya no son reformas estructurales en la economía mexicana, ahora son básicamente condiciones relacionadas con las tasas de interés en el mundo, concretamente con nuestro principal socio comercial Estados Unidos.
Este punto es relevante, lo que realmente sucede es que la fortaleza cambiaria se explica en gran medida por la evolución de los capitales foráneos al mercado mexicano, mismos que aprovechan el “regalo” del diferencial de tasas de interés entre ambas economías, mismo que hasta el momento se ubica en 600 puntos base o 6 puntos porcentuales. Sí, para un inversionista en Estados Unidos sus recursos obtienen 1 por ciento en su país y 7 por ciento en México, o más, luego entonces aprovechan esta diferencia. La economía mexicana no es la mejor, pero tampoco la peor, además cuenta con la ventaja de ser vecina de la mayor economía del planeta y socio comercial, toda una garantía para los capitales.
La fortaleza cambiaria en estos momentos, el “superpeso” como ahora le llaman, se encuentra atado más a factores coyunturales y volátiles que a un elemento que le inyecte certidumbre a la economía nacional.
Nadie puede negar la fortaleza del peso, pero no está ligada a ningún “éxito” económico en el país más allá de la estabilidad por el respeto a las políticas “neoliberales” que ha mantenido la actual administración, es decir no han jugado con los indicadores económicos esenciales, como se temía.
Ojalá permanezca por mucho más tiempo esta fortaleza cambiaria para ayudar a que la economía mexicana se recupere más, pero estar sobre bases endebles puede acabar con ella en cualquier momento.