La reunión COP26 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se está realizando desde el domingo 31 de octubre y terminará el 12 de noviembre en Glasgow, Escocia representa, a juicio de miles de científicos del mundo, una última oportunidad para acordar reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero, GEI, más ambiciosas, esto es, de mayor magnitud, debido a los alarmantes datos proporcionados en el 6º. Informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, IPCC que fue publicado el día 9 de agosto pasado.
El 22 de abril de este año, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres resaltó que la pasada década fue la más calurosa de la historia, que los gases de efecto invernadero han alcanzado niveles no vistos en tres millones de años y que la temperatura global ya ha aumentado en 1.2 grados centígrados, una combinación que nos acerca “al umbral de la catástrofe”.
“Mientras tanto, asistimos a un aumento constante del nivel del mar, a temperaturas extremas, a ciclones tropicales devastadores y a incendios forestales épicos. Necesitamos un planeta verde, pero el mundo está en alerta roja. Estamos al borde del abismo”.
En sus declaraciones ante alrededor de 120 líderes mundiales pidió a la comunidad internacional que se comprometa a recortar las emisiones de CO2 en al menos 45 % para 2030, pues de lo contrario solamente cavaremos “nuestra propia tumba”. Es el momento de decir basta. Basta de brutalizar la biodiversidad, basta de matarnos nosotros mismos con carbono, de tratar a la naturaleza como letrina”.
Es claro que la comunidad internacional, de manera específica los Estados Unidos de América, China, India, Japón, Brasil y México no han respondido a las condiciones de emergencia climática por mantener y proteger sus intereses petroleros. La economía mundial está petrolizada y la mejor muestra es la enorme producción de autos de gasolina, que se estima que en este 2021 se fabriquen unos 94 millones de ellos para sumarse a los más de 1,400 millones que hoy circulan en el planeta.
Ojalá que los líderes políticos del mundo entiendan la gravedad de la crisis más importante que enfrenta la humanidad.
México sigue sin cumplir no solamente la Ley General de Cambio Climático y la Ley de Transición Energética, sino que sigue apostando por los combustibles fósiles, con los proyectos de la nueva Refinería en Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco con una inversión de 12,000 MDD y la terminación de las coquizadoras de Tula y Cadereyta con una inversión de 3,000 MDD.
*Carlos Alvarez Flores, Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.
Experto en Gestión de Residuos y Cambio Climático
www.carlosalvarezflores.com y Twitter @calvarezflores