Por años las mujeres han sido víctimas de todo tipo de violencia; a pesar del trabajo realizado a favor de este sector colocándolas en el centro de las políticas públicas, existen violencias que aún son silenciosas.
Ejemplo de lo anterior, las hijas e hijos suelen ser utilizados como armas arrojadizas durante las disputas conyugales o de pareja, trayendo consigo la denominada violencia vicaria, termino acuñado por la psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro definiéndose como “el maltrato que se ejerce en contra de la mujer por el hombre violento, utilizando como objetos a las hijas o hijos de las mujeres, personas cercanas a las víctimas, mascotas o inclusive objetos significativos con el único fin de causar algún daño de manera indirecta”.
No obstante de la violencia física, psicológica y domestica que las mujeres comúnmente llegan a sufrir en su núcleo familiar, su pareja o ex pareja suele dañarla por medio de terceros, inclusive manipulan a sus hijos para que estos menosprecien a su progenitora transmitiéndoles sus ideas y convicciones machistas.
Datos de la Asociación MAMI informaron que siete de cada diez madres que han sido victimas de la violencia vicaria, han intentado quitarse la vida.
Lo anterior, debido a que este tipo de violencia suele ser progresiva, las amenazas como “no las volverás a ver”, “te daré donde más te duele”, “si me dejas, lo vas a pagar muy caro” son expresiones terribles que han llegado al parricidio,
La violencia que día con día sufrimos externada en sus diferentes formas, es una realidad que demuestra como las mujeres seguimos siendo víctimas potenciales de la violencia machista y que puede expresarse de la manera más tenue y cotidiana, hasta la más cruel privando de la vida a las mujeres o sus seres cercanos.
Como hija, madre y abuela seguiré trabajando para erradicar todas las clases de violencia contra las mujeres, sobre todo, contra aquellas que atenten contra la libertad y el amor más puro que existe; el amor de una madre a su hija o hijo y que se enarbola no sólo cuando las madres son capaces de dar la vida por ella o él, si no también, cuando son capaces de soportar el dominio posesivo de su violentador para no poner en riesgo la integridad de sus hijos.
La violencia vicaría es una violencia cruel, silenciosa y poco conocida que debe ser visibilizada y erradicada para que todas las mujeres podamos vivir con dignidad, en paz, y con una vida libre de violencia.
María Rosete
Porlosqueamamos