Columnas
Adriana Moreno Cordero
Al igual que otros partidos políticos, en el PRI también los conflictos internos están a la orden del día, pero la diferencia en el otrora poderoso instituto político, es que luego del revés que sufrieran en las elecciones del pasado 6 de junio, quedaron aún más debilitados porque en los comicios del 2018, el golpe de la derrota fue terrible.
Luego, se dio alguna esperanza cuando Alejandro Moreno Cárdenas asumió la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del tricolor, pero lo cierto es que el campechano ha dejado mucho que desear y todo indicaría simplemente, que ya pactó.
El hecho de que en la Cámara de Diputados la bancada del Revolucionario Institucional hubiera votado junto con la de Morena importantes iniciativas, más adherida que las rémoras del parido oficial como son el PT, el PES y el acomodaticio PVEM, constituyó una de las señales más contundentes de que por lo menos una parte del PRI, de alguna manera se había alineado a Palacio Nacional.
Otros militantes de este partido, encabezados por Fernando Lerdo de Tejada, anunciaron la creación de la Corriente Nacional de Opinión y Expresión Política, bajo la advertencia de que “Si no hacemos algo corremos el riesgo de desaparecer”, cuestión que en otro tiempo era impensable.
Lerdo de Tejada exigió a los legisladores priístas rechazar la invitación de la actual gestión, para apoyar las reformas constitucionales adversas al país y para lograrlo, -planteó-, es necesario que se renueve al PRI con cuadros leales y con trayectoria.
No son muchos los que conforman esta nueva corriente al seno del tricolor y varios son considerados “cartuchos quemados”, como por ejemplo José Monroy Zorrivas, que manifestaron no estar de acuerdo con su dirigente, por la forma en la que él y su círculo más cercano, escogieron a los que serían sus candidatos a diversos puertos de elección popular.
Este tipo de diferencias se dio en todos los partidos, aun cuando la oposición que formaron el PRI, PAN y PRD, fueron en bloque en un intento de pasar por alto sus diferencias, mientras que en Morena se disgregaron en “tribus” y las contradicciones internas amenazaron con incendiarlos.
Lo cierto es que no parece ser el mejor momento para que el PRI haga evidentes sus contradicciones internas porque está muy debilitado, pero eso no parece importarle a la cúpula tricolor, varios de los cuales consiguieron una curul en la Cámara de Diputados, o sea que “se despacharon con la cuchara grande”, por lo que la nueva corriente priísta demandó la realización de una Asamblea Nacional con carácter de refundacional y una dirigencia de tiempo completo, ya que en las manos de Alejandro Moreno, el PRI corre el riesgo de entregar al partido a la llamada cuarta transformación.
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