*Llamó la atención la reacción de la secretaria del tesoro Janet Yellen, quien parecía más la presidenta de algún país subdesarrollado reprochando la acción de la calificadora
La tarde-noche caía en Estados Unidos el pasado martes 1 de agosto de 2023, Wall Street estaba prácticamente vacío ya en los últimos minutos de sus operaciones, después del ajetreo cotidiano, la mayoría de quienes laboran en las instituciones asentadas en ese histórico sitio se preparaban para cenar, llevar a cabo sus diversas acciones vespertinas y prepararse para la jornada del día siguiente.
En eso estaban cuando una “bomba” cayó, la calificadora de valores Fitch Ratings rebajó la calificación de la deuda estadounidense a largo plazo al pasarla de AAA a AA+, citando como razón principal el estancamiento de esta primavera en torno al techo de la deuda
Se trata sin duda de un duro golpe para Estados Unidos, aunque muchos consideran que solamente es simbólica, muchas veces los símbolos determinan más que las acciones.
El sistema financiero mundial se basa en la promesa de que el gobierno estadounidense siempre pagará sus deudas. Dicha confianza hace que el dólar sea la divisa más apreciada en todo el mundo y lo ha convertido en divisa de respaldo global. Esta rebaja complica las cosas.
Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia de EE.UU. por el drama del techo de deuda y la insurrección del pasado 6 de enero, que determinó un grave problema de gobernanza y aumento del riesgo político.
Sin embargo, lo anterior no significa que no vayan a reaccionar. Los mercados bursátiles estadounidenses reaccionaron este miércoles y jueves con saldos negativos, más fuertes las caídas el día inmediato a la acción de Fitch, pero es evidente el pesimismo en el mercado.
Ya existen antecedentes al respecto, pero sabemos que en los mercados además de que la historia se repite, también se escribe día con día.
Así fue como en medio del tenso debate sobre el techo de la deuda de 2011, Standard and Poor's rebajó la calificación por primera vez en la historia.
La rebaja de aquella ocasión se produjo un viernes por la tarde, por lo que los inversores tuvieron un fin de semana para pensar en su próximo movimiento.
En el primer día de negociación tras la rebaja, el S&P 500 se desplomó 6.5 por ciento. En general los mercados vivieron su semana más volátil desde el colapso financiero mundial de 2008, y las acciones tardaron otros seis meses en volver a sus máximos anteriores.
En esta ocasión no está claro, quizás esta vez podría ser diferente. Los inversores ya han pasado por una situación similar antes, y saben que la rebaja de la calificación no elevó realmente los costos de endeudamiento de Estados Unidos de forma significativa, ni perjudicó a los mercados del Tesoro. De hecho, los bonos del Tesoro subieron a medida que los inversores abandonaban las acciones.
Algunos analistas ya opinan al respecto; por ejemplo Joseph Brusuelas, economista en jefe de RM US dijo lo siguiente: "Mi sensación es que la rebaja de la calificación crediticia de Estados Unidos por parte de Fitch es insignificante y no afectará a los mercados financieros ni a la economía", dijo; "Mientras la Reserva Federal siga tratando el papel emitido por Estados Unidos como crédito con calificación AAA, también lo harán los participantes en los mercados financieros".
Sin embargo, en opinión de Fitch, se ha producido un deterioro constante de los estándares de gobernanza en los últimos 20 años, incluso en materia fiscal y de deuda, a pesar del acuerdo bipartidista de junio para suspender el límite de deuda hasta enero de 2025.
Así, la acción de Fitch refleja el deterioro fiscal esperado del país en los próximos tres años. La agencia de calificación citó la "elevada y creciente" deuda pública, que actualmente asciende a más de 32 billones de dólares, lo que equivale a algo menos de 100,000 dólares por cada habitante de Estados Unidos.
En este asunto probablemente falte mucho por escribir; la decisión quizás no irá más allá de provocar un periodo de pesimismo bursátil, como ahora sucede, pero lo que sucederá en el largo plazo es lo que puede ser mucho más relevante.
Llamó la atención la reacción de la secretaria del tesoro de Estados Unidos a la decisión de Fitch, de no ser porque sabemos el tipo de personaje que es, al escuchar sus palabras cualquiera podría decir que se trataba de una funcionaria o incluso presidente de algún país subdesarrollado reaccionando a la rebaja de la calificación de Fitch.
La acción de Fitch tiene que ver simple y llanamente con el deterioro de las condiciones de las finanzas públicas estadounidenses presentes, y un horizonte de deterioro hacia el futuro, con todas las implicaciones que hoy se conocen y muchas que estaremos por conocer, para Estados Unidos y para el mundo.