Finalmente se dio el más que anunciado rompimiento entre Sergio Pérez y Red Bull Racing, cuya relación se fue degradando a lo largo de las dos últimas temporadas, hasta un punto tal que no hubo otra opción más que terminar anticipadamente con su contrato y, claro, una muy buena ganancia económica para Checo (no hay cifras oficiales, pero seguramente el número es alto). Es un hecho que el piloto mexicano estuvo prácticamente solo en el equipo de Milton Keynes, donde nadie lo apoyó, comenzando por el racista Helmut Marko y el padre de Max Verstappen, Jos, quienes no perdían la oportunidad de atacarlo y minimizarlo ante el menor error cometido.
Es muy probable que ningún piloto en las décadas recientes haya estado sometido a un ambiente tan tóxico y negativo como Sergio Pérez dentro de RB. Abrumado por todos lados, desde las cabezas del equipo, hasta la infame prensa británica, la más influyente dentro del medio, caracterizada por su sesgo marcadamente anti iberoamericano, situación a lo cual el mismo Sergio contribuyó, dado el pobre rendimiento que mostró al mando del monoplaza, quedando muy lejos en la clasificación y no aportando nada en la lucha por el campeonato de constructores. Sólo él y su círculo más cercano saben lo brutal que debió ser dicha situación, que obviamente terminó por afectar su autoconfianza, en un círculo vicioso sin fin.
¿Qué sigue para Checo? Se ha hablado mucho sobre su futuro inmediato; su padre declaró ante los medios que para él lo mejor sería el retiro y dedicarse a su familia y otros proyectos personales; algunos más han dicho que una buena opción es el campeonato WEC, donde podría correr y ganar las míticas 24 Horas de Le Mans, lo que me parece interesante, pero más un buen deseo que una posibilidad real. Es muy pronto para saber que sucederá en la vida profesional de Pérez, lo que sí es seguro es que en la parrilla de la temporada 2025 de la máxima categoría no habrá ningún mexicano. Tal vez en 2026 el nuevo equipo Cadillac podría estar interesado en sus servicios. La idea no es del todo descabellada, porque el mercado hispano está ávido de ver a un piloto mexicano y Sergio tiene millones de seguidores fieles que lo apoyan incondicionalmente. Sin ir más lejos, cuando se supo de su salida de Red Bull, el equipo perdió muchísimos seguidores en su sitio web que estaban ahí únicamente por Checo y nadie más. Esta podría ser una buena basa para el tapatío, amén de su gran experiencia y habilidades como desarrollador. Él y su equipo sabrán vender el pescado.
La Fórmula 1 es un mundo cruel y brutal que no tiene piedad con aquellos que no rinden al máximo de sus posibilidades, es muy difícil que un piloto que ha salido, por las razones que sea, regrese a la parrilla, ya veremos qué sucede. Nos habíamos acostumbrado a ver a Sergio Pérez y lo extrañaremos. Hasta el próximo jueves…