Al sur de Rusia, al norte de Irán y al oeste de China, se encuentra Asia central. Ésta región, se compone por cinco repúblicas ex soviéticas: Tayikistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguistán y Kazajistán.
Ésta última es de particular interés por ser el país de la región con mayor crecimiento económico, la primera de las repúblicas ex soviéticas en pagar su deuda al Fondo Monetario Internacional y el principal productor de uranio en el mundo. Aunado a lo anterior, Estados Unidos lo ha reconocido como una economía de mercado la cual, cabe mencionar, se sustenta principalmente en sus reservas de petróleo, gas y la industria petroquímica. Como parte de la URRS, Kazajistán fue sede del mayor centro de pruebas nucleares soviéticas.
La palabra kazajo significa “de espíritu libre” y los territorios de Kazajistán, fueron dominados antiguamente por pueblos nómadas y domadores de caballo. Sin embargo, desde un par de años antes de la disolución de la Unión Soviética en 1991 y hasta marzo de este año, un solo hombre había gobernado: Nursultán Nazarbayev. Hombre de origen campesino, ascendió en la jerarquía del Partido Comunista y, tras la independencia del país, se encargó de liderarlo logrando avances en cuanto a su economía.
Sus simpatizantes lo consideran un hombre sabio y justo, pero los índices de corrupción y la represión a opositores evidencian otra cara de la moneda. Nazarbayev fue presidente kazajo durante 28 años, con elecciones en las que el voto a su favor superó siempre el 90% del total, hasta que inesperadamente renunció a su cargo hace dos meses. Evidentemente, no estaba en sus planes desentenderse de la política kazaja y permanecerá como “líder nacional”, jefe del Consejo de Seguridad y presidente de su partido político.
Por un par de días se especuló que su hija Dariga sería la heredera al trono tras la farsa de las elecciones que tendrán lugar en junio. No obstante, el partido se inclinó por el actual presidente interino Kassym-Jomart Tokayev a quien Nazarbayev ya dio su visto bueno. El momento de Dariga llegaría después.
Hasta aquí no parecía haber más duda respecto al futuro del país kazajo. Sin embargo, la sociedad no se conformó con esta trama medianamente ensayada y ha decidido levantar la voz. ¿Qué es lo que pide?
Tener una opción real en los comicios. Jóvenes y activistas han empezado a manifestar su inconformidad y su deseo por tener elecciones en las que verdaderamente sea la población quien decida. Por su parte, el gobierno ha respondido con encarcelamientos e, incluso, detuvo a un joven cuya única falta fue llevar una pancarta en blanco. La represión es evidente.
Y a todo esto, ¿en dónde está Kazajistán? En los desiertos entre el mar Caspio y los montes Altái; en la coyuntura que podría modernizar su porvenir.
• Es especialista en geopolítica asiática, la relación
India-China y sus arsenales nucleares. @alikaboe