El llamado
“Lunes Negro” ha afectado las bolsas de todo el mundo, siendo Japón una de las más alarmantes perdiendo un 12,4%, agregando la caída del 6% del pasado 2 de agosto, siendo la
peor crisis desde el desplome del Nikkei en 1987.
El riesgo de una
recesión en Estados Unidos hace temblar a los mercados mundiales incluido el japonés el cual había alcanzado niveles récord gracias a las bajas tasas de interés que maneja la nación, pero el Banco de Japón decidió modificar esto con el aumento de los intereses y la reducción de compra de bonos, generando la crisis de la Bolsa.
Las modificaciones en las políticas económicas provocan una
ruptura en el carry trade del yen japonés, la cual permitía generar ganancias fáciles mediante inversiones y que tras la caída de la Bolsa mundial provocó enormes pérdidas.
Otro factor que ha generado la alarmante caída de la economía japonesa es la reciente
inversión tecnológica en Nueva York afectando directamente a las acciones asiáticas y los índices de Nasdaq Composite.
Uno de los mercados más afectados es la de
fabricación de chips en Asia, donde compañías como
Samsung y SK Hynix sufrieron caídas de cerca del 10%, acumulando casi un
40% de descenso en el valor de sus acciones solo en el último mes.
La alta participación de inversionistas extranjeros ha generado
repercusiones negativas en las Bolsas de toda Asia, debido a que estas han perdido su independencia y dependen del movimiento de otros mercados como el de Estados Unidos.