Ayer fue 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Ese día en especial conmemoro indignado la muerte de dos de mis paisanas chihuahuenses, que perdieron la batalla contra la violencia y cayeron víctimas de feminicidios aún impunes y por los que el Estado mexicano tendrá que rendir cuentas algún día. Me refiero a Rubí Marisol Frayre, en agosto de 2008 (16 años) y su madre Maricela Escobedo, el 16 de diciembre de 2010 (51 años). No debemos ni podemos olvidar.
En ambos casos, se puede apreciar aun la violenta intolerancia de esta “sociedad de señores” que no termina de morir y que por décadas ha desdeñado y maltratado sin miramientos a las mujeres y sus aspiraciones de justicia, empoderamiento y reconocimiento.
El día de ayer, el Instituto Nacional Electoral organizó un evento magno en línea, en el que se reunieron las autoridades centrales, locales y distritales, así como los 32 Consejos, Institutos y Comisiones electorales de los estados para lanzar el Frente Nacional contra la Violencia de Género, a propuesta de la Consejera Presidenta de la Comisión de Igualdad de Género y No Discriminación del Instituto. Todas las personas que asistimos con alguna prenda naranja y vimos con satisfacción todas las instalaciones centrales del INE y de las autoridades locales y estatales, iluminadas con luces ese color.
El llamado de Carla Humphrey Jordan, autora intelectual del Frente, fue claro: a la acción, a la resistencia, a persistir. Debemos escucharla pues sabe de lo que habla. Al menos desde 2006 denuncia y combate de frente las pulsiones patriarcales que tanto daño hacen a la nación entera, pero en especial, a la fibra misma de nuestra democracia y que son de especial peligro para nuestros sistema electoral y de partidos. Es una defensora calificada de los derechos de las mujeres en general, pero con énfasis en los derechos políticos y electorales, como el derecho a la integridad electoral, de aquellas que se dedican o aspiran a involucrarse en la vida y función pública de México.
Los hombres aliados del movimiento acompañamos la conmemoración con toda claridad, compromiso, convicción y sin lugar a dudas. Yo lo hago siempre, y en esta fecha particular abrazo desde acá a las mujeres que han padecido el embate de la intransigencia patriarcal retrógrada y me comprometo de nuevo a seguir haciendo por ellas lo que desde mis trincheras hago, ya sea en la Universidad, en la función pública o en la vida diaria: velar por la igualdad de trato en todos los aspectos, por su dignidad en todos los espacios y por su libertad en todas sus manifestaciones. Se puede apreciar un tsunami paritario. Quien no lo acepte o no lo ha visto, será arrollado y lanzado a la irrelevancia. Es hora de definiciones.