Así se vive una jornada de vacunación Covid en la FES Zaragoza en Iztapalapa

Por su propia cuenta o acompañados de sus familiares, las y los abuelitos iztapalapenses acuden a vacunarse contra el Covid-19 en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México. Algunos ansiosos, otros más nerviosos, pero sobre todo ilusionados acuden a la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza (FES Zaragoza) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a recibir la primera dosis de la vacuna rusa Sputnik V.

Frente a la conocida “Cabeza de Juárez” se encuentra la puerta que da acceso al campus universitario, al que algunos adultos mayores entran por cuenta propia, y otros más con la ayuda de una silla de ruedas.

Los autos se estacionan frente a la FES Zaragoza, y el personal de los tres niveles de gobierno (alcaldia Iztapalapa, Ciudad de México y el Gobierno Federal), acercan sillas de ruedas para los y las abuelitas que ya no les es posible mantenerse por cuenta propia.

Al ingresar, el personal designado a la atención ciudadana aplica gel antibacterial y toma la temperatura a los adultos mayores.

Posterior al proceso de revisión, los profesionales de la salud piden a los adultos mayores verificar que su dosis esté en perfectas condiciones, así como las jeringas.

Ya en el proceso de vacunación, los adultos mayores refieren no haber esperado más de 30 minutos, desde que fueron atendidos en la revisión de papeles.

“Duele, pero poquito”, dice la gran mayoría de los vacunados.

Luego del “piquete de esperanza”, los y las abuelitas pasan al lugar de recuperación, en donde un médico revisa y pregunta sobre su condición de salud, después de la primera aplicación de Sputnik V. Además, en este sitio se dan indicaciones médicas para cada caso.

En la otra cara de la moneda, los hijos y familiares que esperan y acompañan a los adultos mayores buscan un lugar con sombra para esperar, y en los 30 minutos aproximados de espera, se distraen viendo desde afuera cómo se desenvuelve esta jornada de vacunación.

Una vez que su familiar sale de la FES Zaragoza preguntan impacientes: “¿cómo te fue”, “¿te dolió?”, ¿te sientes bien?”.

Por último, como en los viejos tiempos, padre/madre salen del centro educativo y caminan de la mano de su hijo o hija rumbo a casa, con la ilusión de volver en 21 días y que “esta pesadilla termine de una vez por todas”.