Parece que fue ayer cuando el recién ungido Primer Mandatario inició, ya con esa investidura resplandeciente, sus viajes y anuncios a y desde Oaxaca. Allá fue desde los primeros meses de su administración para impulsar, junto a la plana mayor de la iniciativa privada, los planes que desde entonces se tenían para “su preciado Sureste”.
En corto tiempo, el todavía gobernador Alejandro Murat, además de sobresalir entre los preferidos del Ejecutivo, ya comenzaba a ser señalado, en las encuestas, entre las más populares “corcholatas” de la siguiente elección presidencial. Aunque también muchos los que lo ven eligiendo casa en Washington D.C., u otra ciudad de Estado Unidos, o bien en Madrid, España, para recibir el tan anhelado premio de “la Embajada” que muchos buscan luego de un cargo administrativo de ese nivel.
Entre esas escenas que vienen a mi memoria, también el gobernador electo de Oaxaca, Salomón Jara, que en esa ocasión, a mediados de 2019, como Senador me respondió a una breve entrevista e insistió en la iniciativa (que solo se encuentra dormida cual salvavidas) para que las Afore, el ahorro para el retiro, sea administrado en su totalidad por el Gobierno federal. Toco madera, toco madera.
Sin embargo, otra imagen inolvidable es la de los empresarios. presentes ese 16 de agosto del año que aún nos sentíamos sanos y no pandémicos, cuando se lanzó el Pacto Oaxaca para Detonar el Crecimiento del Sur-Sureste del país. Todos, se leía en sus rostros, con muestras innegables de lo que llaman “sentimientos encontrados”.
Wow. Eran las palabras mágicas: denotar la economía para romper la desigualdad que existe entre el Sur-Sureste y el Norte de México (se escucharon, por lo menos, tres minutos de aplausos). Pero, y dónde están esas bonitas intenciones, hasta dónde han avanzado o quién ya se echó para atrás.
El martes pasado, platiqué con Juan Carlos Ostolaza, director general del Centro de Competitividad de México (CCMX), iniciativa del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), que dirige el siempre sonriente Antonio Del Valle, con motivo del décimo aniversario de trabajos de esta iniciativa enfocada principalmente en las pequeñas y medianas empresas.
Y salió el tema. Ellos, me dijo Ostalaza, desde 2016, antes de que AMLO pactara, vieron en el Sur-Sureste, además de necesidades y oportunidades claras, un campo perfecto para las pymes.
Loable la labor, sin embargo, como todos los demás, ¿y los resultados ‘apa? ¿Cuántas pymes impulsadas por el pacto o el proyecto económico de la región son nuevas proveedoras de las megaobras del Gobierno federal? ¿Cuántos empleos de calidad y formales se han generado?
¿la calidad de vida en el Sur-Sureste ya muestra notoria mejoría?
En tanto, felicidades al CCMX por sus 10 años de trabajo, porque durante ese tiempo se “ha beneficiado a más de 21 mil Pymes a escala nacional y ha logrado la gestión de más de 300 millones de pesos en financiamiento. Se ha profesionalizado a más de 4 mil pequeños negocios, y de estos, el 50 por ciento acumulan ventas en conjunto que superan los 300 millones de pesos”.
El organismo se ha apalancado de la digitalización gracias al apoyo de aliados tecnológicos como Microsoft o la plataforma México Puede, entre otras. “Desde finales de 2012 a 2019 se capacitaron a 7 mil Pymes y durante los dos últimos años se han capacitado a más de 17 mil; es decir, en tan solo dos años se duplicó la cifra de los primeros siete años.”
Para el CCMX destaca la creación de la plataforma CREO MX “la cuál surgió para apoyar a emprendedores y Pymes a poner en marcha su idea de negocio y fortalecer sus habilidades empresariales. Al momento se han realizado tres ediciones nacionales y cinco regionales, logrando crear una comunidad de 11 mil emprendedores y Pymes”.
Bien por ellos, buen trabajo.