En el pasado, cuando no había pandemia de Covid-19 y muy lejos estábamos de advertirla porque eso, se pensaba, era cosa del pasado, además de que la influenza duró afortunadamente tan poco que en México no nos dio tiempo de acostumbrarnos. Cuando no existía la tecnología ni los medios con que ahora se cuenta para combatirla y ya casi nadie, o más bien nadie -por un tema generacional-, se acuerda de la epidemia de influenza española de 1918, que entró a México por Veracruz, procedente de buques que venían básicamente de Nueva York y la Habana, en nuestro país nos encontramos con una campaña, un decálogo, en el que el gobierno federal hace una serie de recomendaciones para combatir y evitar el contagio de Covid-19, que en su variante Omicrón, ha demostrado ser el virus con la mayor velocidad de todos para esparcirse con las consabidas consecuencias.
Por lo menos, la mitad de esas recomendaciones, nada tienen que ver con las medidas sanitarias y el protocolo que debe seguirse, siendo las principales, el uso de un cubre bocas que sea lo más hermético posible, la utilización de gel y sanitizante, así como el constante lavado de manos, cuando éste sea posible.
Esas recomendaciones que se hacen en el referido decálogo, se refieren a la “espiritualidad”; por ejemplo, el ser optimistas; darle la espalda al egoísmo; evitar actitudes racistas; alejarse del consumismo y en la número diez, de manera textual se plantea: “busca un camino de espiritualidad, un ideal, una utopía, un sueño, un propósito en la vida”.
De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, la espiritualidad, es “cualidad de las cosas espiritualizadas o reducidas a la condición de eclesiásticas. Obra o cosa espiritual. Conjunto de ideas referentes a la vida espiritual” y con esta referencia resulta muy difícil que se pueda combatir el Covid-19 y evitar los contagios.
Alguien debería de recordarle a quien elaboró este Decálogo para combatir y evitar el contagio de Covid-19, que el concepto de utopía tiene más bien que ver con “una sociedad imaginaria como plasmación del ideal social construido arbitrariamente”.
Ahora bien, si nos remitimos al Diccionario de la Real Academia Española, la palabra utopía es descrita como: “plan, proyecto o sistema ideales que parecen de muy difícil realización” y en una segunda definición, señala: “representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano”.
En un país en el que nuevamente se ha alcanzado el mayor número de contagios en un día con 33 mil 626; en el que el subsecretario de Promoción y Prevención de la Salud, Hugo López Gatell, llama a “no salir corriendo” a hacerse la prueba, pues se comprueba que la utopía es algo que no puede concretarse.
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