El pasado martes 19 de octubre se conmemoró el Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama. En nuestro país, éste es el primer problema oncológico para las mujeres y desde hace ocho años superó al cáncer cervicouterino. Hoy por hoy, es la primera causa de muerte por enfermedad de cáncer en la población femenina a partir de los 25 años.
En países desarrollados, el cáncer de mama constituye una prioridad en salud. No es el caso de los países en desarrollo, en los que se ha prestado atención insuficiente a este problema sanitario emergente. En México, el cáncer de mama es hoy día uno de los desafíos más importantes para la salud de la mujer adulta: cada nueve minutos se detecta un caso nuevo y cada dos horas muere una mujer por esta enfermedad.
Con respecto a las políticas públicas, la Secretaría de Salud ha incrementado sus normativas relativas al control de este tipo de cáncer, enfocándose a fuertes campañas de concientización y promoción de la detección temprana. En términos del financiamiento y provisión de tratamiento para casos detectados, los sistemas de seguridad social de México cubren alrededor de 40 a 45% de la población y el tratamiento del cáncer de mama está incluido en el paquete de servicios disponible. Si bien los tiempos de espera constituyen un problema habitual y los medicamentos no se encuentran con frecuencia disponibles, los servicios incluidos en la seguridad social constituyen una atención gratuita considerable. No obstante, el acceso a esta atención está restringido a aquellos que trabajan en el sector formal de la economía. El resto de la población depende de servicios públicos de la Secretaría de Salud, por lo que una gran mayoría de la población, y en especial los no asegurados, sufragan los servicios y utilizan al sector privado.
La llegada de la Covid-19 incrementó la demanda de servicios médicos y evidenció las carencias estructurales del sistema de salud público. Los pacientes no pueden ser atendidos en cualquier hospital público, lo que significa menos infraestructura hospitalaria disponible para atender a la mayor parte de la población.
Para atender adecuadamente esta enfermedad en México, aun nos quedan muchos retos por delante: definir los planes de beneficios para su atención; eliminar las diferencias de financiamiento entre las instituciones; reducir el gasto de bolsillo de la población más vulnerable; disminuir las disparidades en el acceso a programas de detección temprana; y eliminar las barreras para acceder a la atención médica de calidad.
Si bien existen muchas campañas de concientización respecto a la prevención del cáncer de mama, la fragmentación del sistema de salud en México es una de las barreras más importantes a derribar, para alcanzar el acceso universal para la atención de esta enfermedad.