Ramsés Villalpando
La posibilidad de nuevos rebrotes de Covid-19 pone a la sociedad mexicana nuevamente tras las cuerdas. Después de varias semanas de abrir lentamente las actividades económicas sin poder transitar en el semáforo epidemiológico al color amarillo, se detuvo la tanda de reaperturas y se amenazó de un posible retroceso.
Todo esto, mientras que gran parte de la población dedicada a los eventos sociales y reuniones mantenía la esperanza de regresar a laborar después de que se preveía un semáforo verde para octubre, según las declaraciones de López-Gatell. Visto desde ahora, el panorama es desalentador. El invierno está a la vuelta de la esquina y las cosas parecen ponerse feas en otros países del mundo.
La Dra. Claudia Sheinbaum hizo importantes aseveraciones en Tláhuac el pasado domingo, declarando que “no es tiempo de hacer fiestas”. Sin embargo, ¿qué hay de quienes viven de las fiestas? Eso parece no importarles. Las decisiones que tomen todos los funcionarios de aquí en adelante están regidas por la responsabilidad ante las consecuencias de sus decisiones que, no solo podrían ser juzgadas desde las urnas, sino también la vía administrativa o judicial.
En resumidas cuentas, ni siquiera quienes actualmente se encuentran en semáforo verde, están dispuestos a dar luz verde a los eventos. Siguen y seguirán prohibidos.
Entonces, ¿qué hacemos? Tomemos la iniciativa.
El Movimiento ESCENA ha presentado ante diversas autoridades una propuesta de reactivación económica que consiste en la recuperación de espacios públicos a través de las artes escénicas como conciertos, shows, autofunciones y espectáculos con acceso controlado. Con una calendarización adecuada y la logística necesaria para garantizar la sana distancia, se presentarían de manera aleatoria en diferentes parques, plazas, calles, playas y espacios habitacionales. De realizarse, se podrían ver beneficiados nuevos emprendedores y corredores comerciales.
eestadores de servicios en Eventos Sociales, Culturales, EsComo resultado de los estudios más consensuados en relación a los riesgos de contagio por Covid-19, se ha coincidido a nivel internacional que las actividades al aire libre son las de menor riesgo. La realización de eventos culturales al aire libre con acceso controlado serían un primer ensayo de reactivación social en la nueva normalidad que procuraría ingresos a cientos de familias afectadas por la parálisis económica resultado de la pandemia a través de la promoción del arte y la cultura popular y una brindaría una nueva propuesta de esparcimiento, abonando al bienestar emocional de la población.
La propuesta no es nueva, como medida contra las afectaciones al sector artístico y cultural, en la Ciudad de México la Secretaría de Cultura federal ha emprendido un programa a través del Banco de Producciones, de reciente creación, que dará empleo a más de 1200 artistas realizando eventos culturales controlados como conciertos en espacios residenciales, streamings, exhibiciones de artes visuales en el espacio público, promoción de arte urbano con sentido social y difusión de programas independientes de radio.