Contra el crimen: ciudadanía

Hice uso de la red social Twitter para emitir una opinión sobre el asesinato del exgobernador de Jalisco. Escribí: “La pregunta no es qué hacía Aristóteles Sandoval en un bar, como leo en un ocioso tweet. Tampoco, especular sobre lo que la investigación arrojará. La pregunta es: ¿Hasta cuándo nos uniremos sociedad y gobierno para condenar al crimen organizado, causante de estas atrocidades?”. Lo hice con profunda convicción.

Al mensaje en Twitter recayeron algunas respuestas que considero valioso compartir. “Es muy difícil unir fuerzas cuando se tiene miedo”, opinó @RosalaMC1. “Desafortunadamente se fragmentó la sociedad”, dice @pancho_lider. Otros tantos afirman que gobierno y delincuencia son lo mismo. Crítica que no comparto, pero respeto.

Más allá de lo lamentable que resulta atestiguar el nivel de confianza que ha adquirido la criminalidad organizada en distintos puntos del país para operar a sus anchas, está la necesidad de saber qué hacer para dejar de ser testigos de tal circunstancia; cómo tornarnos agentes del cambio en el proceso de pacificación, desde la tribuna ciudadana.

Llamar a la “unidad de sociedad y gobierno contra el crimen organizado” suena a retórica e incluso pudiera devenir en una falacia, si a la frase no le acompañan propuestas concretas en ese sentido. Van cinco muy sencillas de implementar:

1. Con la misma fuerza que redes sociales y medios de comunicación electrónicos e impresos denuncian los actos indebidos de servidores públicos o del gobierno en pleno, se tendría que recriminar cada atrocidad de la delincuencia organizada. El silencio ante las fechorías de esos malvivientes se convierte en una estruendosa aclamación de su comportamiento. Así lo miran ellos. Adoptan una seguridad basada en gran parte a la ausencia de un verdadero bloque de resistencia, aún de carácter simbólico.

2. No difundir sus videos o amenazas. La marca de los grupos criminales se fortalece por el temor que causan sus mensajes. Actualmente, las grandes compañías que dominan el mercado de internet, como YouTube, Facebook, Instagram, etc., cuentan con la opción de denunciar contendidos. Es una forma sencilla de acotar su nefasta propaganda.

3. La detección temprana de la apertura de giros negros es una forma de evitar la instalación de sucursales del crimen organizado. La denuncia anónima que ofrecen las instancias de seguridad es una buena herramienta. Se puede hacer por redes sociales y se torna más eficiente si existe organización vecinal. La prensa ha sido en muchos casos aliada de estas causas. El periodista Héctor de Mauleón, con un reportaje de buen ejercicio periodístico, logró la clausura de una de los más grandes centros de operación de la delincuencia en la Colonia Condesa de la CDMX.

4. Cobijar el buen trabajo de las instituciones de seguridad y difundir los casos en que la autoridad cumplió de forma eficaz su tarea. Parece un tema menor, pero no lo es. Así como los mensajes del crimen organizado están diseñados para infundir temor e inhibir la denuncia ciudadana, el reconocimiento del trabajo de las instancias de gobierno fortalece procesos, fomenta la denuncia y motiva a los servidores públicos.

5. Conocer la incidencia delictiva y analizarla con fines preventivos. El trabajo que realiza el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública permite a la ciudadanía conocer qué tipo de delitos se cometen con mayor frecuencia y los lugares donde ocurren. Se trata de información valiosa que favorece la toma de decisiones en materia de autoprotección.

Parecen modestas acciones y lo son. Empero, su impacto es real y, en dado caso, nada perdemos al poner a prueba su eficacia.