Por José García Sánchez
La oposición perdió credibilidad por ser el centro de la negación. Fueron antiaeropuerto, antivacunas, anticonsulta, antitren maya, etc. Nunca propusieron alternativas ni cooperaron para darle celeridad a la adquisición de medicamentos, simplemente dejaban la tarea de gobernar al partido en el poder, para después achacarle que gobierna sin contrapesos.
Cuando debieron ser el contrapeso social con miras al beneficio social hicieron oídos sordos a las necesidades inmediatas. Nunca se vio un brigadista de oposición apoyando la vacunación. Para lo único que asistieron los opositores a los centros de vacunación fue para aplicarse la inmunización.
Ante esta propuesta inexistente de la oposición en tiempos de crisis, la gente advirtió la indiferencia y descubrió las causas reales de su política y vio que tras su participación política sólo hay búsqueda de privilegios y de impunidad.
Las acusaciones sin fundamento o basadas en fake news fueron otra característica de la oposición cuyas declaraciones regresaron como boomerang a pegarles más duro de lo que ellos querían golpear. Ante el bombardeo de ambigüedades la oposición confirmó que la información dirigida a los mexicanos debería ser más intensa. Y trata de que acepten, como real, toda información que aparece en la pantalla de la televisión o del celular, la falta de lógica desacredita esa tarea desinformativa.
Buena parte de los medios se convirtieron en voceros de la oposición. Destacaron las notas intrascendentes ofrecen espacios amplios sin contenido, a la oposición, que termina por monopolizar la difusión informativa convencional y dan espacios reducidos o ni siquiera eso a los acontecimientos provocados por el gobierno. En una guerra de espacios más que de información, que arrojaba al descrédito a los medios, y a la oposición por consiguiente.
La oposición dejó solo al gobierno en medio de una crisis de salud sin precedente, mientras la administración pública se reinventaba todos los días la oposición esperaba cualquier acción para criticar severamente en medio de una apatía total hacia la solidaridad y un egoísmo tal ningún mexicano tiene nada que agradecerle, pero sí tienen mucho qué reclamarle por su pasividad e indiferencia a una oposición que no se conmovió ante el desastre, al contrario descalificaba los métodos y las estrategias de salud.
Así, la oposición convirtió el debate parlamentario en un pleito de barriada donde el que gritaba más era mejor escuchado, descalificando y agrediendo se ganó una muy baja calificación toda la Legislatura LXIV, donde hubo intervenciones brillantes pero los chanclazos de algunos panistas ensuciaron la posibilidad de elevar el nivel.
A la oposición se le aproxima otra prueba para la que debe estar preparada pero como concentró todo su esfuerzo en descalificar la consulta popular descuidó sus labores electorales para el próximo año cuando estén en juego seis gubernaturas, de las cuales podría ganar, si bien le va, una.