Columnas
Creo en los procesos democráticos de México, en sus instituciones y en las personas que, con vocación de servicio, dedican su vida a proteger y fortalecer nuestra vida pública. Entre todas esas instituciones, el Instituto Nacional Electoral (INE) representa uno de los pilares más sólidos de nuestra democracia. Su evolución y consolidación son motivo de orgullo para quienes creemos en un México con justicia, legalidad y participación ciudadana. Incluso, el INE es un referente a nivel mundial.
A lo largo de los años, el INE ha dado sobradas muestras de estar a la altura de los retos que plantea nuestra realidad política. Ha sabido responder con profesionalismo a cada proceso electoral y, ahora, también, a los procesos de participación ciudadana, garantizando siempre no sólo el voto libre y secreto, sino además el acceso igualitario a la contienda política. No es menor que hoy sea una mujer, la Consejera Presidenta Guadalupe Taddei, quien encabece esta gran institución, con el respaldo de millones de mexicanas y mexicanos que confiamos en su labor.
El próximo domingo 1 de junio, tenemos una cita con la historia. Por primera vez en el mundo, un país entero elegirá mediante el voto directo a la mayoría de sus personas juzgadoras del Poder Judicial de la Federación. Este hecho sin precedentes coloca a México a la vanguardia democrática global y pone en el centro de la conversación el papel fundamental del INE como garante de este proceso inédito. El mandato constitucional fue claro: encargar al INE la organización de esta elección. Y como lo ha hecho siempre, el Instituto respondió con firmeza, compromiso y eficiencia.
Más de 13 millones de personas abrieron las puertas de sus hogares a quienes integran la estructura operativa del INE. Capacitadoras, capacitadores, supervisoras y supervisores electorales recorrieron el país, puerta por puerta, para convocar a la ciudadanía a formar parte de las mesas directivas de casilla. El INE no sólo organiza elecciones, construye ciudadanía. Porque la democracia no se limita al día de la elección: la democracia se edifica con participación, con corresponsabilidad, con la convicción de que cada voto cuenta y cada voz importa.
En esta elección extraordinaria no había modelos previos, no existían precedentes. Hubo que diseñar desde cero las boletas, definir criterios de información y difusión, coordinar la ubicación de casillas para un proceso nunca realizado. Romper paradigmas no es tarea fácil, pero el INE ha demostrado que es capaz de asumir los desafíos más grandes cuando se trata de fortalecer nuestra vida democrática. La organización de esta elección judicial es prueba de ello.
Lamentablemente, hay voces que han querido sembrar dudas sobre el trabajo del INE. Representantes populares que, curiosamente, no cuestionaron la validez del Instituto cuando fueron electos, pero ahora que no son ellos quienes aparecerán en la boleta, intentan desacreditarlo. A ellas y ellos les recordamos que la democracia no se construye con ataques infundados, sino con propuestas, con ética y con respeto a las instituciones que protegen nuestros derechos.
Hoy más de 370 visitantes extranjeros se encuentran en México para observar este proceso. El mundo está mirando lo que estamos haciendo. Y lo que ve es una ciudadanía activa, una institución electoral sólida y un país que apuesta por la participación como ruta de transformación.
La democracia no es perfecta, pero es perfectible. Y sólo puede mejorar si todas y todos nos involucramos. El llamado para este 1 de junio es claro: participemos. Salgamos a votar con la convicción de que ese acto, aparentemente sencillo, es uno de los más poderosos que tenemos para definir el rumbo de nuestro país. Con cada voto, fortalecemos nuestras instituciones. Con cada voto, honramos la historia de lucha que nos trajo hasta aquí.
México merece una ciudadanía comprometida y vigilante. El INE está listo. Ahora nos toca a nosotras y nosotros. Porque la democracia se defiende votando.
Andrea Gutiérrez