El fin de semana pasado, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, fue el anfitrión en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), a la que se convocó a los 33 países que la conforman, solo acudieron 17 jefes de Estado y la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez.
En esta reunión se dio prioridad a tres fines:
La producción de vacunas, la lucha contra el cambio climático, la creación de un ente como la Celac, que otorgue mayor presencia internacional a los países de América Latina, y la formalización de la Agencia Regional Espacial para lanzar un satélite que vigile los fenómenos meteorológicos y mejore la comunicación móvil y el plan de seguridad alimentaria en sinergia con la ONU.
Aunque el Presidente Andrés Manuel López Obrador planteó en la inauguración del evento el ideal de construir en América algo similar a la Unión Europea, el tema de la democracia generó un choque entre los Presidentes de Venezuela y Paraguay en un primer momento, y de Cuba y Uruguay, después.
La cumbre se convirtió en un foro de ataques y contraataques de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
El primero en discrepar públicamente fue el paraguayo Mario Abdo Benítez, quien desconoció al Gobierno de Venezuela. El venezolano le respondió a gritos: “¡Ni del mío para el tuyo!”.
Unos minutos después, el mandatario de Uruguay, Luis Lacalle, criticó no sólo a Venezuela, sino también a Cuba y Nicaragua. “Cuando uno ve que en determinados países no hay una democracia plena, cuando no se respeta la separación de poderes, cuando desde el poder se usa el aparato represor para callar las protestas (...) debemos decir con preocupación que vemos gravemente lo que ocurre en Cuba, en Nicaragua y en Venezuela”, lanzó.
Una de las notorias ausencias fue la de Alberto Fernández, presidente de Argentina, quién debería haber tomado el testigo de la presidencia de la Celac.
Por su parte, el presidente peruano, Pedro del Castillo, reafirmó el compromiso del Perú con la democracia y los derechos humanos ante la comunidad internacional.
Por el contrario, Jair Bolsonaro rechazó la invitación porque, según sus palabras, esta cumbre “daba protagonismo a regímenes no democráticos”.
Andrés Manuel, no es el primer presidente en buscar la Unión de los países de América Latina, ya en 2011 en la primera Cumbre de la Celac, hace once años, el ex Presidente Calderón pugnó por consolidar la comunidad como “el vínculo de unión en la que todos los estados son hermanos”.
Las conclusiones de la cumbre se caracterizaron, por la falta de consenso entre los 33 miembros del bloque, respecto del adiós a la OEA. Las posturas y las fracturas entre los países de América Latina sobre cómo organizar a la región se encuentran ampliamente divididas.
Parece que AMLO consciente de la pérdida de poder, derivado de los resultados de las últimas elecciones intermedias en las que perdió la mayoría calificada, busca hacerse fuerte en un liderazgo internacional.
¿Será que la llegada de Maduro, la negativa de Bolsonaro y la ausencia de Alberto Fernández fortalece el liderazgo de López Obrador en la liga de izquierdas de América Latina? Esto ¿suma o resta? ¿AMLO apoya a países que violentan los derechos y libertades de las personas?