En verdad que la improvisación, el desorden, la confusión y la premura es lo que rodean la reunión entre los presidentes Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador (nada aún sobre la presencia de Justin Trudeau). Hasta donde se sabe está descartada una Visita de Estado, todo indica que quedará únicamente en una reunión de trabajo. No hay nada definitivo se desconoce la fecha, la agenda, los asistentes, en fin, nada está acordado.
Es ingenuo y peligroso que sólo será una visita de agradecimiento como lo fraseó AMLO… “no voy a cuestiones políticas electorales es una visita de Estado y que tiene que ver con el inicio del T-MEC. Voy a EU., a agradecer a Donald Trump por su gesto de apoyo y solidaridad, hacer un agradecimiento y reconocimiento a nuestros paisanos porque nos están apoyando, enviando fondos a sus familiares en estos momentos”.
La agenda más allá de lo que se acuerde será una cuestión cosmética lo cierto es que Trump quiere el apoyo de AMLO (y el mensaje que con ello manda a los 23 millones de naturalizados de origen hispano), nos podrá decir que van a hablar de migración, del muro, de los dreamers, del Covid-19, de sus múltiples afectaciones, de todo lo que se te ocurra pero lo realmente importante es el motor que impulsa esta reunión, el apoyo que los México-americanos le puedan brindar al candidato republicano Donald Trump en busca de un segundo periodo después del encuentro.
Qué sí en las comitivas están incluidas las esposas, qué sí habrá cena de gala, qué sí el visitante pasará revista a las fuerzas armadas, qué si habrá guardia de honor frente algún prócer, nada en verdad que nada importará más allá del mensaje tanto visual como verbalizado y el efecto mediático que genere “per se” el presidente mexicano más votado que acude a visitar al candidato en campaña.
La visita de López Obrador a la capital estadunidense será utilizada por el equipo de campaña y el circulo primario de Donald Trump, como una muestra de poder, convencimiento y aprobación a su mandato. La semana pasada iniciaron estas visitas electorales que se dan en medio de la peor crisis de salud y económica del mundo, el presidente polaco, Andrzej Duda, acudió a la Casa Blanca y claro lo más difundido fue la foto, el video y los sonidos del encuentro. Lo mismo, exactamente lo mismo sucederá con la visita del mandatario mexicano.
El presidente estadunidense volvió a usar el traje electoral de hace cuatro años y ahora con el poder acumulado al paso del tiempo en la Casa Blanca da un manotazo en la mesa, es la hora de cobrar favores y López Obrador dice presente.