Es una triunfadora, su libro es de los más vendidos de la época con casi 2 millones de ejemplares, se ha traducido en 31 idiomas… “Becoming; Mi historia” y, con una frase describe su contenido, “tú historia es lo que tienes, lo que siempre tendrás, el algo que debes hacer tuyo”.
Esta mujer de piel oscura entendió que tenía que trabajar por lo que quería, nada era gratis. En los años 60 vivió junto a sus padres y un hermano mayor en el sur de Chicago, una zona deprimida, en el segundo piso de la casa de una tía abuela, no tuvo nunca casa propia. Desde pequeña recuerda haber escuchado hablar de valores y dignidad… “Cómo me sirvió, sobre todo cuando me enfrenté al más universal de los desafíos, el de conciliar quién eres, de dónde provienes y hacia dónde quieres ir”.
Fue una estudiante destacada, sin embargo, tuvo que esforzarse más que el resto de los estudiantes, sobre todo cuando estos pertenecían a la mayoría de raza blanca. Acudió a la prestigiosa Universidad de Princeton y luego en Harvard se graduó de abogada. A lo 25 años era integrante del bufete Sydley & Austin, su inteligencia y dedicación la hicieron destacar rápidamente… “Tenía mis trajes Armani, mi oficina propia, mi asistente y hasta un coche Saab”.
Sin embargo, el futuro prometedor de esta mujer rápidamente se transformó, se dio cuenta que la abogacía no era lo suyo, sobre todo después de conocer a un destacado estudiante con una determinación férrea y claridad de objetivos. La muerte de sus padres, así como la de una cercana amiga, hicieron que su rumbo cambiara. Su vocación la encontró en el tema de los valores, en buscar personas con cualidades inadvertidas y desarrollarlas.
Se casa con el destacado estudiante ya convertido en un abogado de gran futuro, juntos buscan procrear una familia sin éxito y finalmente recurren a la fertilización in vitro con sus dos hijas. La vida profesional de su esposo empieza a tomar el rumbo de la política y en 11 años vivió cinco campañas electorales, lo que lo ausentó de su casa en Chicago, incluso hizo que tuvieran que acudir a terapías familiares para superar estos momentos.
Esta mujer madre, esposa y hermana, comenzó a participar en la vida política de su esposo, quien, con talento, astucia y simpatía, comenzó a escalar posiciones, hasta lograr una senaduría por la Ciudad de Chicago.
Al anunciarle su esposo que quería participar en la contienda presidencial, ella lo desanimó y le comentó que su país no estaba preparado para tener un mandatario negro. Recapacitó y junto con su esposo vivió en la Casa Blanca por ocho años. Por cierto, ella se llama Michelle, de apellido, Obama.