Columnas
A pesar de la ascendente solidez del peso afrente al dólar, algunos comentaristas políticos afirmaban, frente a las cámaras que desconocían las razones por las cuales el peso era una moneda sólida por fin, después de muchos años, y se consideraba la de mayor firmeza en el mundo.
Quien inició esta confesión al público fue Dóriga, quien al dar la noticia de la dimensión actual del peso dijo que desconocía las causas. Ahora, que el peso pierde momentáneamente valor ante el dólar, repentinamente supieron las causas.
Así, los medios convencionales acaban de descubrir que la fluctuación del peso frente al dólar se debe a los discursos de la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Así, daban algunos la noticia: “El peso mexicano se depreció y la bolsa recortó gran parte de sus ganancias debido a las persistentes preocupaciones sobre el futuro de la propuesta de reforma judicial, a pesar de que la virtual presidenta trató de tranquilizar a los mercados asegurando que habrá certidumbre para las inversiones”.
Cuando se trata de desgastar a la 4T se sabe perfectamente el responsable de todos los males del país, se llama Andrés Manuel López Obrador, todo por no dar dinero a los columnistas que pintaron a sus ingenuos electores un país inexistente.
Esta es la muestra de cómo funcionan los supuestos analistas, denominados con el vetusto nombre de “líderes de opinión”, que desinforman con toda premeditación convirtiéndose en activistas de la oposición y no en analistas serios, que digan la verdad.
A pesar de esto los analistas del pasado hablan como sui tuvieran la verdad en su puño, acostumbrados a ser consentidos por los más altos funcionarios públicos quienes les mantenían económicamente y hasta les otorgaban dinero para lujos, para manipular ingenuos. Lo cierto es que siguen viendo el presente con ojos y preceptos del pasado y eso puede comprobarse en sus apariciones en los medios.
Todavía nadie sabe dónde se basan estos personajes para hacer creer que saben de lo que están hablando, cuando siempre han sido muñecos de ventriloquía, pero ahora toman valor de su miseria y protagonismo, y se atreven a mostrar, además de su ignorancia, que saben de política y economía, aunque no sea cierto.
La antagónica visión sobre los causantes de la pérdida de valor del peso frente al dólar es sólo una muestra de impunidad ante la difusión de las mentiras. No hay prueba tangible ni siquiera en la trayectoria de cada uno de esos personajes, que constaten que saben algo de política o economía.
Desconocer y luego iluminarse sobre las causas de la fortaleza o debilidad del peso frente al dólar todavía no incluye la ilustración suficiente como para anunciar que se trata de un desliz efímero, como debía ser la vida mediática de quienes están acostumbrados a mentir.