Columnas
Los cambios anunciados en la relación bilateral México-Estados Unidos serán una realidad en los próximos días: nuevos aranceles, deportaciones masivas, militarización de la frontera, reactivación del programa de México como tercer país y declarar a los cárteles de las drogas mexicanos como organizaciones terroristas, son algunas de las acciones mas relevantas que anunció ayer el nuevo gobierno en Washington.
Respecto al anuncio de aranceles, el Gobierno de México ha anunciado la aplicación de medidas espejo a cualquier nuevo gravámen; y si bien somos su principal socio comercial, en este escalamiento proteccionista nosotros perderíamos más al mediano y largo plazo, ya que más de ochenta pesos de cada cien lo exportamos hacia allá. Si se aplican estos aranceles, se afectaría a empresas automotrices americanas, pero es probable que su gobierno desarrolle un esquema de compensaciones económicas que incentiven la relocalización acelerada de empresas hoy instaladas en México. Ya lo están haciendo con la industria de los microprocesadores construidos enTaiwán.
En relación a las deportaciones masivas, si bien su primer administración fue quien menos deportó, respecto a las administraciones demócratas de Biden, Obama o Clinton; la carga narrativa permeó en buena parte de la población latina, hoy asentada regularmente. Es probable que en las deportaciones prioricen a convictos e infractores de la ley, mientras los trabajadores agrícolas serán protegidos, ya que no habrá quiénes los sustituyan.
Sobre la militarización, ampliación del muro fronterizo y volver a México un tercer país seguro, será una concatenación de acciones que incrementará tensiones en las ciudades fronterizas, que carecen de presupuesto e infraestructura para recibir el posible vendaval. Bien la hará a México recuperar el control de su frontera sur y desmantelar la multimillonaria y multinacional red de tráfico de personas, negocio tan redituable como traficar drogas, con costos humanos extraordinarios en muertes, desapariciones y ultrajes por todo el territorio nacional. Se debe dejar de romantizar la migración irregular, porque eso ayuda a encubrir a las miles de personas que viven de depredar a millones más.
Por otro lado, declarar a los cárteles de las drogas mexicanos organizaciones terroristas abrirá el abanico de opciones: desde congelamiento de activos y cuentas a personas y empresas vinculadas, a incursiones armadas en nuestro territorio para neutralizar cualquier amenaza. México puede pasar de su política criminal más pasiva de la época contemporánea, a la de mayor militarización, nacional y extranjera, inédita en sus alcances y posibles consecuencias.
La condescendencia se acabó. México no debe envolvere en la bandera para proteger a sus narcotraficantes y tratantes de personas, ni inflar el sentimiento anti americano de su sociedad, sino que debe enfocarse en lo que todo gobierno debe hacer: cuidar a su población de la criminalidad, brindar servicios públicos de calidad. También debe terminar su amasiato político con los gobernantes latinoamericanos de Venezuela y Nicaragua que han expoliado a su población. Se puede.