Con una sonrisa, un suspiro y un sentimiento de nostalgia reaccionamos en el instante que observamos la fotografía de un señor de la tercera edad que atento observa desde su silla de un Ciber café, la conferencia matutina del presidente López Obrador en Palacio Nacional.
La imagen se viralizó. Miles de seguidores, incluso la clase política replicaron la fotografía que, más allá de ser un retrato, plasma la esperanza que se guardó y cerró durante décadas, pero que floreció con la llegada del presidente López Obrador.
Sucedió en Guerrero. Un hombre atento a los detalles del presidente, dice más de mil palabras. Habrá quienes aseguran que, una simple imagen, no significa nada; no obstante, el trasfondo y la lectura reproducen el anhelo y la esperanza depositada en el autor de una lucha social y democrática en el país dispuesto siempre a dar su mejor esfuerzo con lealtad y compromiso.
Por ello, llamamos fe depositada cuando el lente capta una imagen conmovedora. Ese retrato tuvo mucho significado; presentó de manera instantánea el interés por estar informado a través de la comunicación permanente que sostiene el presidente López Obrador desde la tribuna de las mañaneras y, por supuesto, la mejor prueba de que hay muchas razones que sostienen que el cambio es posible.
Para comprender desde la óptica de millones de mexicanos, tendríamos que enumerar el mensaje en diferentes algunos para distinguir el lenguaje. De entrada, observa la imagen explícita de un señor que, a pesar de su avanzada edad, sigue manteniendo la fe depositada en el presidente. AMLO despertó la confianza que, durante décadas, simplemente se perdió.
Lo hicieron sexenio por sexenio y, con la llegada de Obrador, un nuevo paradigma se abrió. Se incentivó y respaldó en los programas como una de las prioridades del presidente. Quienes toman esa decisión de respaldar la atención, el apoyo y el fortalecimiento a los esquemas que beneficien a esos sectores, en definitiva, merecen todo el reconocimiento.
Esto no se trata de partidos, sino de sensibilidad. El presidente tiene esa cualidad de ayudar y de transmitir esa confianza y esperanza a la población de avanzada edad. Realmente, parte de ese éxito como político es que se rodeó con el auténtico pueblo y reconoció el abandono en el que estaba. Y es que, sin duda desde su llegada, ejerció una política de ayuda sin escatimar los recursos que, de hecho, anunció a mediano plazo se aumentarán. Eso genera mayor aliento.
Repito, esto no es un tema político, sino de humanismo y sensibilidad. La lectura de esa imagen tiene una narrativa extensa y rica en conceptos que nos acercan a la esperanza. Sólo aquellos que confiamos en la agenda del presidente y su proyecto de transformación del país, le dimos un valor sustancial cuando apareció por toda la postal testimonial dejando de lado toda cuestión proselitista, y enfocando la manifestación visual de una realidad que cimentó las bases de un gobierno plural, democrático y humanista.
Finalmente, esa imagen espontánea que seguramente llamó poderosamente la atención del autor, significó mucho para el redactor de esta columna que, desde 1999, tiene una enorme identificación con el presidente López Obrador por su manera única e inigualable que implica valores, principios y por supuesto honestidad. La sola presencia de una postal de esa naturaleza, proyectó fe, anhelo, esperanza, alegría. Y, en el instante, detonó empatía, solidaridad, congruencia y un sentimiento propio que tocó las fibras más sensibles del ser humano.
Notas finales
“Vamos hasta el final con la gente, no declinaremos, llegaremos firmes hasta el 6 de junio tope donde tope”, así lo manifestó Cristóbal Arias Solís, candidato de Fuerza por México al gobierno de Michoacán. Se entendió como un mensaje de aliento, de convicción y de firmeza; mucho se ha especulado pero, al final, el abanderado del partido rosa continúa en un punto que hay que decirlo siempre: principios y valores. No es la primera ocasión que se sostiene; vivió momento álgidos desde la lucha democrática de 1993 en el momento que defendió el voto popular de las mayorías. ¡Él ganó!, así lo dijo el presidente López Obrador en conferencia en Palacio Nacional. Fue gobernador legítimo, pero no institucional. Eso le valió el reconocimiento porque logró sentar un precedente sustancial y dar un paso a la memorable historia de nuestro territorio cuando se reconoció su entereza y, con ello, triunfó evidenciando la lealtad con la que hoy en día se sigue manteniendo en la conquista por el Solio de Ocampo sin declinar ni claudicar.