Manzana. Un largo equivoco ha atribuido a esta fruta al Árbol de la ciencia, del bien y del mal, situado en el paraíso, aquel que Adán y Evan no debían tocar. Sin embargo, en la Biblia no se especifica qué tipo de fruta era la prohibida. Pese a ello, la manzana ha sido siempre considerada la protagonista del relato, y por tanto, símbolo del pecado original. En otras leyendas la manzana es fruto de su árbol, la manifestación máxima de la vida y por ello se convierte en un símbolo de fertilidad, como por ejemplo en el relato mitológico griego del jardín de las Heripides en donde las manzanas de oro magnifican ese sentido y llegan a conceder la inmortalidad.
En Fragmentos de una mujer, la manzana tiene un sentido catártico y tremendamente filosófico, que para el ojo menos avispado podría llegar a pasar desapercibido por lo menos hasta el momento en que nuestra protagonista se auto explica (ligera falla del guión) y resalta su obsesión por las mismas, que han funcionado como alimento purificador de la imperiosa – y lógica- necesidad de sanación.
En 1928 se filmó la primer versión de la Pasión de Juana de arco, hermosa película por donde le veamos, la historia de una santa mártir ( como todo santo) que después de ser juzgada hasta el hartazgo termina siendo quemada en la hoguera por el delito de herejía, aquí casi cien años después, dos mujeres vuelven a ser juzgadas, una por su familia, por sus compañeros de trabajo, por la gente que la conocido, incluso por su propio marido, Martha Weiss perdió a su hija momentos después de dar a luz en su propia casa. Por otro lado, Eva, la partera, ha sido llevada a los tribunales debió a que se considera que por error de ella la bebe murió.
El enjuiciamiento de ambas mujeres, al igual que el de Juana de Arco, al igual que el de tantas mujeres, termina siendo el cúmulo de escarnio y de lástima, si bien es cierto que el filme de Kornél Mandruczó y Kata Wéber, enfoca más este sentimiento en el personaje de Marta y no tanto en el de la partera, manejan de manera inteligente el proceso de la primera que termina reivindicando a la otra.
El camino de esta mujer casi en solitario, se retrata de forma inteligente, profunda y honesta, sin caer en sentimentalismos baratos y menos aún en berrinches infantiloides como por ejemplo sucedió con Marriage Story de Baumbach, aquí tanto director como guionista, dejan que su personaje principal entienda su dolor, lo acepte, lo asimile, y sobre ello trabaje el perdón, primero así misma y después al contrario.
Estrenada en Netflix el 7 de enero de este año.